Agricultura Protegida

Determinantes del éxito en invernaderos

En México hay casos muy exitosos de agricultura protegida con altos niveles de productividad en los que se obtienen productos de excelente calidad, así como la posibilidad de conseguir buenos precios

Mario Alberto Lamas Nolasco*

La producción de alimentos con agricultura protegida (AP) representa una excelente opción para resolver la paradoja que se genera por el crecimiento poblacional, debido a que por un lado disminuye la disponibilidad de tierras y agua, y por el otro existe una demanda siempre creciente de alimentos.

En México hay casos muy exitosos de AP con altos niveles de productividad en los que se obtienen productos de excelente calidad, así como la posibilidad de conseguir buenos precios y alta demanda del producto.

Sin embargo, también hay casos en los que no se logran las expectativas, generando con ello instalaciones abandonadas, carteras vencidas y productores y financiadores decepcionados.

De la experiencia derivada de la participación en la implementación y financiamiento de proyectos de AP en cultivos de ornato y floricultura así como en hortalizas es posible identificar tres elementos clave para el éxito: el mercado objetivo, la ubicación y la infraestructura.

1) Mercado. Antes de involucrarse en un proyecto de esta importancia, habrá que analizar ¿quién es el consumidor? ¿Qué quiere? ¿Cómo lo quiere? ¿Cuánto quiere? ¿Cuándo y dónde lo quiere? y ¿cuánto está dispuesto a pagar?

2) Ubicación. Conviene seleccionar el sitio y el clima que más favorezca la rentabilidad de las empresas, aprovechando al máximo las ventajas comparativas respecto de la competencia global. Los parámetros del clima que más impactan en los costos de producción son la temperatura del aire y la radiación solar. Los dos elementos influyen en el gasto de combustibles y electricidad para enfriar, ventilar y calentar, y también están estrechamente relacionados con la humedad relativa y su asociación con la presencia de plagas y enfermedades que generan gastos para su combate.

3) Infraestructura. La disponibilidad de infraestructura influye significativamente al reducir la necesidad de inversionistas extras para abastecerse de agua, energía eléctrica, caminos y disponibilidad de mano de obra capacitada.

Cabe aclarar que el nivel de tecnología por sí solo no define el nivel de rentabilidad, calidad e inocuidad de los productos de invernaderos, sino el conocimiento y la capacidad gerencial.

Finalmente, el proyecto por sí mismo deberá tener el tamaño necesario para abastecer con oportunidad y suficiencia la demanda del mercado, buscando economías de escala en la adquisición de insumos y servicios, para estar en posibilidad de competir exitosamente por la preferencia del consumidor.

* Mario Alberto Lamas Nolasco es especialista de la Subdirección de Análisis Económico y Redes de Negocio. La opinión es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA. Correo electrónico: malamas@fira.gob.mx

Fuente: El Economista

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