Agroindustria

Ácido que regula crecimiento del pepino

El ácido giberélico es un regulador de crecimiento que hace posible un desarrollo óptimo de cultivos como el pepino –el cual requiere abundante luz y calor–, incluso en zonas frías. El empleo adecuado de esta sustancia puede incrementar la producción hasta en 200 por ciento, con respecto a la media nacional.

Desde la década de 1980 investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) desarrollan proyectos relacionados con la aplicación de reguladores de crecimiento vegetal, que se encuentran en el mercado, así como la creación de paquetes tecnológicos para obtener mejores resultados en la producción de cultivos.

En entrevista con 2000 Agro, Raúl Jacinto Mata y Francisco Rodríguez Neave, investigadores del área de fitotecnia de la UACh, explicaron los resultados del estudio que realizaron sobre la aplicación de ácido giberélico, también conocido como AG3, en pepino americano bajo condiciones de alta tecnología y a campo abierto.

La zona en que se desarrolló el proyecto tiene las características de ser fría, húmeda y de alta nubosidad, lo que ocasiona que las plantas no tengan mucha área foliar.

El pepino, por su característica de fruto tropical, requiere de mucha luz y calor, por lo que especialistas determinaron desarrollar una técnica que satisficiera las demandas del fruto de la planta del pepino en condiciones de climas fríos, incrementando su follaje mediante la utilización del AG3 como regulador de crecimiento.

Jacinto Mata, también coordinador de la academia de olericultura del Departamento de Fitotecnia de la UACh, define un

regulador de crecimiento, como la sustancia que puede producir un efecto en el comportamiento de la planta ya sea para promover crecimiento, retardarlo, inhibirlo o para estimular la floración.

El AG3 es una sustancia que estimula el crecimiento, la floración, el amarre de los frutos y también aumenta la producción de follaje.

El paquete tecnológico que aplicaron los investigadores, para obtener una buena producción de pepinos en zona templada, incluye la utilización de acolchado, estimulantes de crecimiento de raíz, fertirriego y ácido giberélico, con una frecuencia de riego de tres veces por semana.

El acolchado utiliza un plástico –en este caso calibre 300–, conocido como bicapa, cuya parte inferior de color negro evita que penetre la luz solar y se reproduzcan malezas, la parte superior color blanco refleja la luz y provoca un efecto repelente de insectos, lo que reduce la incidencia de plagas en el cultivo. Además de que facilita el establecimiento y crecimiento de la planta en climas fríos.

La manguera de riego se coloca debajo del plástico y se revisa constantemente, lo que evita que se pierda agua y exista una mejor distribución del vital líquido y de los nutrientes en la planta.

Los estimulantes de raíz se colocan para que exista crecimiento de ésta y esto permita el mejor aprovechamiento de los nutrientes.

Cómo aplicar el AG3

De inicio se utilizó un testigo con alta tecnología con rendimientos de 48 toneladas de pepino por hectárea, cuando la

media nacional es de 22 toneladas. La aplicación del ácido se realizó con tres dosis diferentes, de 50, 100 y 150 partes por millón (ppm); siendo la de 100 ppm la de mejor efecto pues elevó el rendimiento hasta 76 toneladas por hectárea.

La aplicación del ácido se debe dosificar en tres partes, para su aplicación, es decir, la de 150 se aplicó 50 ppm al primer botón floral, otros 50 a los 10 días y finalmente otros 50, 10 días después de la segunda aplicación, esto para disminuir una posible toxicidad de la planta.

Si la dosis se aplica en una sola ocasión, la planta se torna amarilla a los ocho días y puede provocar aborto de los frutos.

El plazo de 10 a 12 días en cada aplicación responde al tiempo que dura el efecto del ácido en la planta, por lo que pasado este tiempo el regulador disminuye su potencial y la planta vuelve a su estado normal. Cuando se aplica a tiempo, se obliga a que la planta siga su crecimiento y se logre un efecto acumulativo.

En el caso de los reguladores de crecimiento y aun en todos los casos de nutrición, altas dosis afectan negativamente el metabolismo de la planta, llevándola al colapso y al aborto de frutos, por lo que debe tenerse mucho cuidado en el manejo de los niveles para evitar que el AG3 actúe como herbicida, indica Francisco Neave, profesor e investigador del área de suelos y nutrición de cultivos de la UACh.

Hasta ahora no se han registrado efectos negativos por el uso de ácido giberélico que afecten al cultivo, debido a que se aplican dosis que atraen únicamente efectos positivos y a que los reguladores de crecimiento son compuestos que la planta produce naturalmente, sin agregar alguna sustancia extraña, señala Jacinto Mata.

La producción que se obtiene con esta tecnología es tal, que se llegan a realizar de seis a siete cortes, mientras que de manera tradicional sólo se podrían realizar de dos a tres.

“Nosotros hacemos que esta zona tenga otra alternativa para producir pepino, porque el mercado de la central de abasto se encuentra cerca, y no se tiene un alto costo por desplazamiento del producto”, subraya el coordinador de la academia de olericultura.

El regulador de crecimiento AG3 puede aplicarse a cualquier tipo de cultivo; sólo hay que aplicar las dosis de acuerdo con cada uno y al clima en que se cultiva. En frutales las dosis de ácido deben ser mucho más pequeñas, pero si se localiza en una zona cálida lo deben de ser aún más, ahí van de 10 a 30 ppm. Las hortalizas de hoja resisten dosis más altas del ácido.

Desde hace tiempo los investigadores realizan trabajos relacionados con promotores de crecimiento vegetal en hortalizas de hoja (espinacas y acelgas), de bulbo (ajos y cebollas) y de fruto como el pepino americano.

Tecnología costeable

La aplicación de este paquete tecnológico, que permite el incremento en la producción de pepinos, cuesta alrededor de siete mil pesos por hectárea, de los cuales 800 a mil corresponden a estimulante de raíz, 200 a ácido giberélico y seis mil a plástico para acolchado calibre 300.

La mayoría de las veces, el precio no es la limitante para que productores utilicen estas tecnologías, sino la falta de infraestructura y maquinaria para desarrollarlas. En la actualidad la utilización de acolchado, reguladores de crecimiento y enraizadores son métodos obligados en la agricultura de grandes productores, asegura Jacinto Mata.

Las empresas venden el ácido giberélico en polvo o como un concentrado líquido, para realizar la solución hay que calcular la cantidad necesaria. Algunas casas comerciales mezclan el ácido con otras sustancias que pueden potenciarlo, pero que tienen propósitos y efectos diferentes, por ello los investigadores tienen interés en realizar pruebas con cada una de las combinaciones, para determinar si el contenido y las concentraciones son las indicadas por el producto y demostrar su efectividad.

Estamos buscando los trabajos de las casas comerciales, queremos probar las concentraciones en las nuevas variedades de las plantas de pepino, para modificar los paquetes tecnológicos y lograr mejores resultados. Al encontrar una semilla de mayor rendimiento, se tiene que modificar su nutrición, comenta Jacinto Mata.

Ácido giberélico

Se extrae de un hongo llamado giberela al cual debe su nombre. Se descubrió como una enfermedad en el arroz que provocaba el crecimiento del grano, al ver esto se aisló y se comenzó a reproducir en condiciones de laboratorio lo que permitió su comercialización.

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