Agroindustria

Aguas residuales, insumo benéfico para la agricultura

El uso agrícola de aguas residuales tratadas se practica en más de 50 países, abarcando una superficie que asciende a 10 por ciento del total de tierras cultivables en el mundo

ESTOCOLMO.— Aunque es una práctica no tan extendida, el reciclaje y tratamiento de aguas residuales urbanas y su uso para cultivos agrícolas contribuye a mitigar problemas como la escasez de agua y la contaminación de ésta, concluye un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El documento, presentado este lunes al inicio de la Semana Mundial del Agua, refiere que el uso agrícola de aguas residuales tratadas se practica en más de 50 países, abarcando una superficie que asciende a 10 por ciento del total de tierras cultivables en el mundo.

Según el informe La riqueza de los residuos: economía del uso de las aguas residuales en la agricultura, aunque sólo una pequeña parte de las aguas residuales tratadas se utilizan para la agricultura, esta práctica atrae cada vez mayor interés en todo el mundo, y en algunos países, como España y México, un porcentaje elevado de las aguas tratadas se destinan al riego.

Al respecto, el director adjunto de la División de Tierra y Aguas de la FAO, Pasquale Steduto, mencionó que una gestión segura de las aguas residuales en la producción alimentaria “supone una forma de aliviar la competencia entre las ciudades y la agricultura por el agua en regiones en donde la escasez va en aumento”.

Asimismo, destacó que los campesinos podrían ahorrarse costos de bombear aguas subterráneas, al tiempo que los nutrientes presentes en las aguas residuales reducirán el gasto en fertilizantes.

De acuerdo con la FAO, los costos se compensarían aún más reutilizando el biogás generado durante el tratamiento de las aguas como fuente de energía, o incluso potencialmente mediante la venta de créditos de carbono.

Según el informe del organismo, la viabilidad del reciclaje del agua en la agricultura depende de las circunstancias y las condiciones locales, que afectan al equilibrio entre costos y beneficios. Además, la valoración económica de cualquier propuesta de proyecto debería realizarse desde una perspectiva de cuencas a escala regional, y es igualmente necesario considerar las necesidades y beneficios de los diferentes usuarios del agua.

“Resulta inverosímil que estos programas puedan justificarse a nivel económico tan sólo en lo que respecta a la agricultura”, indica el documento. “Los beneficios para los usuarios urbanos e industriales deben ser relativamente importantes, y en muchos casos serán la principal justificación para el proyecto”, añade.

2000 Agro

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