Agroindustria

Arroz con leche

PALIZADA, Campeche.- El inicio parecerá un plato ligero, pero por desgracia no lo es. Las importaciones excesivas de leche en polvo de los años setenta, a precios por abajo del mercado internacional, propiciaron la virtual desaparición del hato lechero, mismo que tardó 25 años en recuperarse. Un alto costo en dependencia y precios al alza son el resultado de políticas de importación mal aplicadas.

El caso del arroz podría ser a corto plazo un ejemplo similar, por el descenso de áreas sembradas, el aumento de dependencia de importaciones, el abandono de tierras de cultivo sin otra vocación de siembra y la quiebra de la industria molinera. Esta última víctima de sus propias importaciones, al pasar de importar arroz palay (con cáscara) a la importación abierta de arroz pulido, sin mayor proceso industrial que el embolsado.

Lo anterior ha motivado desempleo en zonas urbanas o semiurbanas, lo cual debería ser motivo de preocupación, ya que en nada beneficia al país dar empleo en Argentina, Uruguay, Paraguay o Estados Unidos.

Las cifras del comportamiento del arroz en los últimos años resultan dramáticas para los que de alguna manera     vivimos de este cultivo y vemos con tristeza cómo desaparece nuestra fuente de trabajo. Para los miembros de la      Federación Nacional de Productores de Arroz el panorama es desolador, ya que de continuar esta tendencia es posible que dentro de 2 o 3 años queden muy pocos productores de arroz. Dicho con ironía, corremos el riesgo de que nuestra secretaría no sea la de Agricultura, sino la del Medio Ambiente, dependencia que protege especies en extinción.

Buscando soluciones

Las soluciones no son fáciles. Se requiere más         eficiencia en el campo; cambiar a variedades con mejores rendimientos; organizar a los productores para buscar economías de escala, que permitan el uso más rentable de equipo; tratar de llegar a industrializar y comercializar el producto para darle valor agregado.

Sin embargo, sin la decisión firme del gobierno nada de esto será posible, ya que los productores están descapitalizados, porque en la negociación de tratados comerciales nuestras autoridades no buscaron protección para sus productores. Esto es notorio en el arroz; en Estados Unidos el grano básico más protegido con subsidios y programas, debido a que se considera, como también en Europa, un cultivo prioritario por su calidad nutritiva, bajo costo y alto rendimiento en la mesa.

Nuestro problema no es tanto el rendimiento ni eficiencia, sino la competencia desleal de apoyos y economías de escala como las de los países de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), con medias de producción por agricultor superiores a las 1,200 hectáreas contra una media nacional de 5.0 hectáreas.

La situación es preocupante con mercados de exportación como los del cono sur, eventuales, que al perder por causas económicas sus mercados naturales vienen a dislocar el mercado nacional causando daño, o con los programas de apoyo, subsidios a diesel, ecológicos, conservación de agua y semillas transgénicas otorgados en Estados Unidos.

En México se ha pedido a los poderes Legislativo y Ejecutivo, en diferentes foros, que se modifique el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y demás tratados comerciales en los apartados de granos, a fin de regular vía los cupos y los aranceles el ingreso de granos. Empero, es poco probable que esto suceda.

El gobierno federal tiene la obligación de buscar los mecanismos de compensación a los productos agrícolas en desventaja. Si se dan apoyos suficientes a la tonelada de arroz se podría parar la crisis por la que se atraviesa y tener la posibilidad de sobrevivir.

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