Agroindustria

Deben aprender los floricultores un buen manejo poscosecha

El manejo poscosecha de la flor determina su tiempo de vida. El agua constituye el elemento fundamental para mantener y prolongar el ciclo activo de cada variedad, lo cual brinda ventajas al productor cuando éste comercializa su mercancía.

Los floricultores más desarrollados del país manejan cámaras de enfriamiento que retardan aún más el ciclo biológico de las flores.

La tecnificación requiere de fuertes inversiones, pero es recomendable hacerla paulatinamente para crear infraestructura adecuada y producir flores de mejor calidad, lo que se refleja en un mayor margen de utilidad.

Corte

Las empresas que han logrado consolidarse en el sector de la floricultura vigilan con esmero el manejo de la flor, desde el corte hasta la etapa de comercialización.

En el principal corredor florícola del país, ubicado en Villa Guerrero, Estado de México, la empresa Visaflor realiza el corte de las 7 a las 10 o 10:30 horas.

En esta labor las mujeres han alcanzado una gran habilidad, por lo que cada una puede recolectar de cinco a ocho flores por minuto, las que colocan en una malla especial para proteger su producto.

En los 20 minutos siguientes al corte, la flor debe colocarse nuevamente en agua. Normalmente se ponen en un recipiente que contiene preservante, mientras llega un transporte que las recoge y lleva los paquetes a la sala de empaque.

Posteriormente pasa a la sala de preenfriamiento donde la temperatura es de 8 a 10 grados centígrados. Esto evita estrés en la flor, debido a que en el invernadero se alcanzan 30 o 38 grados. Ahí se coloca en piletas, donde debe durar mínimo tres horas en el agua, que también contiene preservante.

Una vez transcurrido ese tiempo el producto está completamente hidratado, por lo que se puede sacar a la sala de empaque, se mide el tamaño de la flor y se hace el paquete, y de nuevo va a un estanque.

Posteriormente entra a la cámara fría, que se mantiene a una temperatura de dos grados, donde el producto permanece una noche entera. Ésa es la flor que al siguiente día se envía al mercado nacional o de exportación.

Para el mercado nacional, los paquetes se meten en cajas; cuando es producto de exportación, se depositan en empaques especiales que contienen agua. Eso permite que la flor continúe su proceso de crecimiento, por lo que cuando llega al consumidor luce más grande.

La recomendación principal para los floricultores es que una vez cosechado su producto sigan los pasos anteriores para hidratar la flor, y cuando llegue al mercado tratar de mantenerla en agua.

Los periodos que se tenga a una flor sin agua no deben exceder de media hora en cada paso del proceso poscosecha. Si se pasa la hidratación obtenida, entonces sobrevienen las pérdidas.

Los especialistas recomiendan construir cámaras frías en la Central de Abasto, ya que muchas veces los productores sufren pérdidas o tienen que vender a bajo precio porque su mercancía comienza a marchitarse.

Marco Ramírez Ponce, director técnico corporativo de Visaflor, anota que la mayor parte de poscosecha en México está basada en agua y prácticamente no se utiliza el frío. Añade que en mercados más competitivos y de exportación o especiales hay más exigencia de productos y técnicas para hacerlo y se cuenta con cadenas de frío.

“Nosotros estamos enfocándonos a hacer una cadena de frío, que prolonga más la vida de la flor, el ritmo biológico es más lento. Esto sobre todo para que quede al distribuidor y al usuario final la mayor parte de la vida, que no se quede en el intermediario o el productor”, informa.

Refiere que en Estados Unidos y Europa hay ventas de flores con vida garantizada, por lo que manejan etiquetas de garantías por cinco días o más.

El aumento de la tecnificación es una tendencia marcada, cada vez hay más invernaderos formales, más sistemas de riego y mejor equipo. Es un proceso irreversible, el que no lo hace se va rezagando.

Un invernadero tecnificado puede costar hasta dos millones de dólares por hectárea en Europa, aunque según Marco Ramírez esos niveles aquí no se usan porque no son necesarios por el clima favorable de México. “Aquí un alto nivel de tecnificación podría ser de 500 mil dólares por hectárea tan sólo en invernadero. Hay muchos equipos, depende el nivel de control que se quiera tener.”

Tecnificar va junto con la intensificación. En la medida en que se quiera intensificar el área de cultivo hay que invertir más dinero, trabajo y recursos para obtener mejores ingresos.

El cambio es paulatino porque un gran segmento del mercado nacional no exige mucho del manejo poscosecha y permite que mucha gente no trabaje en ese sentido. El avance es lento, pero hay potencia para que el mercado se expanda, manifiesta Ramírez Ponce.

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