Se cree que el cacao llegó a México gracias a la migración de personas y a los intercambios de productos entre las diferentes sociedades que habitaban en América del Sur y Mesoamérica
Los primeros vestigios de esta semilla en nuestro país datan de los años 1900 y 1800 a.C., y fueron encontrados en Chiapas y Veracruz, respectivamente; debido a que el cultivo de cacao se da en la sombra y el fruto es similar a un corazón, los nativos lo asociaron con la oscuridad, el inframundo y la sangre; por esto se le dio un importante uso en rituales, asimismo, su consumo se volvió exclusivo de las clases altas, los comerciantes y los guerreros.
Fue tanta la importancia que tenía el cacao para las culturas prehispánicas que habitaban en territorio mexicano que sus granos secos y tostados eran ocupados como monedas; esta práctica persistió hasta el siglo XVIII.
Con la llegada de los españoles a América, el cacao y su principal derivado, el chocolate, se extendieron poco a poco por todo el mundo. Aunque al inicio su consumo no era muy popular entre los españoles que habitaban en la Nueva España y en el resto del mundo, poco a poco fue conquistando paladares, y su consumo nuevamente se convirtió en primordial para clases altas como la nobleza y el clero.
Actualmente el cacao tiene una gran importancia en el ámbito mundial porque es materia prima en diversas industrias como la alimentaria, farmacéutica y cosmética, por supuesto para la elaboración de chocolates, cremas humectantes y tratamientos capilares, solo por mencionar algunos.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) apoyará a los pequeños y medianos productores de las zonas de Tabasco y Chiapas, regiones con enorme vocación productiva, para incrementar la producción de este valioso cultivo.