De la superficie de producción agrícola del país, 54% se destina al ciclo primavera-verano, 29% a perennes y 17% al ciclo otoño-invierno.
México, D.F.— La privilegiada ubicación geográfica de México nos coloca como uno de los pocos países con tres ciclos agrícolas: primavera-verano y otoño-invierno, que se repiten anualmente, y el de los cultivos perennes, que se extienden a periodos más amplios.
De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en México casi tres cuartas partes de la superficie agrícola (71%) se destinan a cultivos cíclicos.
Durante el ciclo primavera-verano la extensión empleada es tres veces mayor que la del ciclo otoño-invierno.
De la superficie de producción agrícola del país, se destina 54 por ciento al ciclo primavera-verano, 29 a perennes y 17 por ciento al ciclo otoño-invierno.
Los perennes proporcionan dos terceras partes del volumen de producción porque sus cultivos más importantes (pastos, caña de azúcar y alfalfa, que en conjunto suman 80 por ciento del volumen de los perennes) tienen un peso más elevado que la mayoría de los cíclicos.
Desde la perspectiva del valor, los cíclicos aportan seis de cada diez pesos en virtud de que su composición es más variada que la de los perennes, en donde los tres productos mencionados tienen un gran peso en volumen, pero un precio por tonelada bajo.
Del valor total de la producción nacional aproximadamente 40 por ciento proviene de los cultivos perenes, 37 por ciento del ciclo primavera-verano y 23 del otoño-invierno.
Contar con tres ciclos nos regala el privilegio de disponer de una mayor variedad de alimentos en más momentos del año, pero conlleva también la necesidad de una contabilidad agrícola más compleja.
2000AGRO
