Análisis

Comida orgánica, enemiga del medio ambiente

Redacción 2000Agro

comida-organicaLos productos orgánicos (esos carísimos que aseguran no contener pesticidas químicos, que han sido cultivados respetando los ciclos propios de la naturaleza y no han sido modificados genéticamente) prometen un sabor auténtico, sin efectos colaterales al cuerpo humano con su consumo y al elegirlos contribuirá a cuidar la naturaleza. Cada vez están más de moda por estas circunstancias, pese a su costo considerablemente mayor que el de los productos tradicionales.

La gente que consume productos orgánicos lo hace por motivos medioambientales. Pero resulta que es un error. Un reciente artículo de la revista New Scientist asegura que este tipo de agricultura es menos eficiente pues no se reducen las emisiones de dióxido de carbono (CO2) al ambiente y sus productos no son necesariamente más saludables.

“Somos siete mil millones de personas frente a un 1 por ciento de producción ecológica. Cambiar a una agricultura ecológica implicaría que la mitad de la población mundial tenga que dejar de comer. Solo se cultiva así en zonas donde faltan medios para agricultura técnica, como en India o en algunos países africanos. Pero no están movidas por respeto al medio ambiente, aunque esto el consumidor lo ignora”, declara al diario español El País el ingeniero agrónomo Marco Antonio Oltra, profesor de fisiología vegetal de la Universidad de Alicante.

La agricultura ecológica requiere la utilización de más tierras, debido a su bajo rendimiento respecto a la convencional, lo que implica la degradación de ecosistemas como las selvas tropicales. Una investigación publicada en Nature en 2012, concluye que la producción orgánica produce entre un 5 y 34 por ciento menos que la convencional.

“Para satisfacer las necesidades de la población, se necesitaría más superficie para cultivar, esto significa que, si se respetan las normas de la agricultura ecológica, habría que desforestar las selvas. Sin embargo, con la agricultura convencional, tecnológicamente muy avanzada, se podría cultivar en zonas esteparias e incluso en desiertos”, señala Emilio Montesinos, microbiólogo y catedrático de patología vegetal y director del Instituto de Tecnología Agroalimentaria-CIDSAV de la Universidad de Girona.

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