Análisis

Mitos y verdades de la nutrición

Muchas son las teorías que se manejan en torno de la alimentación pero pocas con respaldo científico

Ciudad de México, 27 de febrero de 2020.— En la actualidad, el surgimiento de nuevas investigaciones desterró viejas creencias y sacó a la luz nuevas herramientas y más opciones para incorporar a la vida diaria. Pero algunos de esos mitos se mantuvieron en el tiempo. Por eso, Luisina Peláez, licenciada en Nutrición por la Universidad ISALUD (MN 8219), enumeró un listado de mitos y verdades para tener en cuenta así como para aprender a tomar conciencia de lo que se debe comer y lo que no. Estos son:

Si transpiro más es porque estoy bajando de peso. Un estudio realizado en la Universidad de New South Wales, Australia, llegó para destrozar el mito, ya que según su investigación la grasa se exhala con la respiración. La investigación, que fue publicada en el British Medical Journal, demostró que para perder diez kilogramos de grasa se necesita realizar ejercicio suficiente como para eliminar más de 90 mil calorías. De esta manera, el proceso metabólico produce 8.4 kilos de dióxido de carbono y 1.6 de agua, que se elimina mediante la orina, las heces, la transpiración y las lágrimas, entre otros fluidos.

Comer fruta por la noche engorda. Engordamos cuando la cantidad y calidad de alimentos no es adecuada para nuestro requerimiento calórico ni compensado con nuestro gasto energético. No debería existir relación entre el consumo adecuado de frutas y aumento de peso, ni mucho menos por el horario en el que se consuman. Al fin y al cabo siempre van a aportar las mismas calorías. Pensemos en la gente que trabaja de noche por ejemplo y tiene que adecuar su alimentación a sus horarios y rutina diaria.

Las harinas hacen mal. Hay que destacar que el consumo de alimentos ultraprocesados con harinas refinadas (galletitas, snacks, golosinas, productos de panadería, etc.) no es bueno para la salud porque nos lleva a una alimentación pobre en nutrientes, alta en calorías, en azúcares, en sal y grasas saturadas. Si en casa cocinamos con otras harinas de tipo integral, de arroz, de legumbres, de espelta, de trigo sarraceno, etc., no tienen por qué considerarse dañinas, al contrario.

Si consumo mucha sal, subiré de peso. El consumo excesivo de sal es perjudicial para la salud, aumenta el riesgo de tensión arterial y enfermedades cardiovasculares. En determinadas ocasiones puede favorecer la retención de líquidos y verse reflejado en la balanza como un aumento de peso.

Cuanta más actividad aeróbica haga más bajaré de peso. Hay que pensar que el ejercicio y la actividad física no tienen como único fin el descenso de peso sino beneficios que permiten mejorar la calidad de vida (mejorar el sueño y el descanso, reducir el estrés y la ansiedad, mejorar los niveles de glucosa y otras hormonas, aumentar la masa muscular, ayudar a mantener la salud de los huesos, mejorar la función cardiaca, entre otros beneficios).

Comer la yema de huevo me hará subir el colesterol. El colesterol sanguíneo no se eleva únicamente por el consumo de alimentos. También depende de otros factores como por ejemplo la genética. La clave siempre está en moderar porciones y llevar una alimentación equilibrada.

Las grasas saludables me harán bajar de peso. Probablemente llevar una alimentación basada en alimentos reales y grasas saludables te permitirá controlar tu peso corporal y además te brindará beneficios para la salud, pero siempre teniendo en cuenta los requerimientos individuales de cada uno.

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