Análisis

Modelo agroecológico de Semarnat tendrá impacto devastador en el campo

Es imposible que el idealismo agroecológico de Semarnat garantice la producción de alimentos para un país como México, de 127 millones de habitantes

Ciudad de México, 19 de marzo de 2021.— La industria de protección de cultivos ve con preocupación que el modelo agroecológico que quieren imponer funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y otros aliados, tendrá un impacto devastador en el sector agropecuario porque afectará la productividad en el campo, obligará a incrementar la importación de alimentos y generará más pobreza.

Luis Eduardo González Cepeda, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), explica que la prohibición de insumos fitosanitarios elevaría los costos de producción en 300 por ciento por hectárea, en caso de que los productores agrícolas decidieran contratar mano de obra para eliminar a las malezas que invaden los cultivos, situación imposible porque no tienen los recursos para hacerlo. Además, precisó que la pérdida de producción agrícola por plagas, enfermedades y maleza está en alrededor de 40 por ciento, razón por la cual es imprescindible que los agricultores sigan utilizando los insumos necesarios para proteger sus áreas de cultivo y, con ello, garantizar la producción de alimentos que el país requiere.

El presidente de la UMFFAAC externa también que es todo un contrasentido que el gobierno federal tenga como objetivo lograr la autosuficiencia alimentaria y combatir la pobreza si, al mismo tiempo, la Semarnat y funcionarios empeñados en imponer su visión “romántica” del campo impulsan acciones que afectan directamente la productividad al prohibir, acotar y limitar el uso de insumos fitosanitarios claves para proteger los cultivos.

El ingeniero González Cepeda señala que no está en contra de las prácticas agroecológicas en el campo mexicano, pero advirtió que “estas no pueden ser impuestas como un modelo general para todos, simplemente porque no garantiza la escala y niveles de productividad de un país tan grande como México, que ocupa el duodécimo lugar a nivel mundial como productor de alimentos y el octavo por exportación de estos”.

El presidente de la UMFFAAC enfatiza que el sector agropecuario fue el único sector económico que creció el año pasado, tan afectado por el efecto de la pandemia y que generó un superávit de más de ocho mil 824 millones de dólares, el más alto en 25 años.

Por su parte, Cristian García de Paz, director ejecutivo de Proccyt, asociación civil que representa a la Industria de Protección de Cultivos en México, manifiesta que el prejuicio de los funcionarios de Semarnat y sus aliados no tiene fundamento alguno si se considera el riguroso proceso de investigación que garantiza la seguridad de los productos fitosanitarios. Destaca que estos productos están respaldados por un promedio de 11 años de investigación, más de 100 estudios previos y una inversión anual promedio de 286 millones de dólares (alrededor de cinco mil 500 millones de pesos), todo lo cual es necesario para diseñar la mejor fórmula que garantice la seguridad ambiental y toxicológica, así como la eficacia agronómica.

El director de Proccyt es enfático al advertir que el uso de los productos fitosanitarios debe hacerse de forma adecuada y seguir estrictamente las indicaciones del etiquetado, pues “de este modo se garantiza que la aplicación de estos insumos fundamentales para la protección de cultivos sea segura para la salud de los agricultores y del medio ambiente”.

En este sentido, la UMFFAAC y Proccyt disponen, como parte de sus actividades en la industria, de programas de capacitación para el uso adecuado de los productos fitosanitarios, de modo que se tenga mayor certeza en el uso apropiado de estos insumos claves para la productividad en el campo.

González Cepeda y García de Paz advierten sobre los peligros de los productos ilegales o pirata en el mercado de los plaguicidas, porque estos sí pueden representar un riesgo real al no cumplir con los estrictos estándares de producción y calidad que tiene la industria de protección de cultivos.

Finalmente, los directivos de la UMFFAAC y Proccyt reiteran su disposición a mantener un diálogo abierto y sin prejuicios con autoridades ambientales y del sector agropecuario, pero fundado y sustentado en lo que ofrece la investigación científica en materia de protección de cultivos. Solo así se podrán evitar los efectos devastadores de un modelo agroecológico que, aunque válido como opción para algunos productores, responde a escalas de producción que no satisfacen las necesidades de un país como México.

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