Con la Agricultura Sustentable, el programa MasAgro —de la Sader y el Cimmyt— contribuye a mitigar los efectos del cambio climático
Texcoco, Edomex, 25 de noviembre de 2019.— “La influencia humana en el sistema climático es clara, y las emisiones recientes de gases de efecto invernadero producto de la actividad son las más altas de la historia”, señala el informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El cambio climático ya no es ajeno a ninguna sociedad. Posiblemente no le llamen de esa manera, pero sí conocen sus efectos: escasez de agua, menor disponibilidad de alimentos, pérdidas humanas y daños por inundaciones, tormentas, olas de calor y sequías. Entre sus principales causas por actividad humana están la emisión de gases contaminantes, la inadecuada gestión energética, el cambio de uso de tierra, la deforestación, la ganadería y la agricultura (sí, la agricultura, aunque es conveniente mirar primero algunos detalles).
Se estima que la agricultura produce 24 por ciento de los gases de efecto invernadero que favorecen el cambio climático. Paradójicamente, se proyecta que la productividad agrícola por los efectos de este fenómeno disminuirá tan notablemente en varias regiones del mundo que el riesgo de hambruna aumentará de forma considerable.
Ante el crecimiento poblacional y las nuevas condiciones climáticas, la producción de alimentos es una prioridad global. Se requiere, por lo tanto, cambiar la forma de hacer agricultura: pasar de una agricultura convencional —la que genera gases contaminantes y, con frecuencia, pocos rendimientos— a una agricultura sustentable, eficiente y climáticamente inteligente.
Precisamente, esta transformación del sector agrícola es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU (duplicar la productividad agrícola y aplicar prácticas agrícolas sustentables). Desde la ciencia, el programa MasAgro brinda soluciones para superar este desafío.
MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt). Entre sus acciones para mitigar los efectos del cambio climático está la investigación estratégica para desarrollar nuevas variedades de maíz y trigo resistentes a enfermedades, calor y sequías (y con mayor calidad de grano).
Por ejemplo, se identificaron líneas de trigo con 40 por ciento más rendimiento que el mejor testigo (práctica o variedad convencional). También se seleccionaron cinco mil 850 nuevas líneas de trigo resistentes a enfermedades y —a partir del mejoramiento dirigido a las regiones productoras— se obtuvieron 40 líneas con interés para la cadena de valor del trigo.
Además de desarrollar investigación estratégica útil para que la agricultura nacional se adapte a las nuevas condiciones climáticas, MasAgro desarrolla acciones para trasladar ese conocimiento directamente a los actores involucrados en la actividad agrícola —productores y técnicos, particularmente— y así reducir el impacto medioambiental de la agricultura.
MasAgro y sus investigadores validaron, integraron y promovieron diversas tecnologías de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada. Esto es relevante, pues aunque habitualmente se habla del papel del dióxido de carbono (CO2) en el calentamiento global, el nitrógeno también contribuye, ya que tiene un potencial de calentamiento global entre 200 y 300 veces superior al CO2.
Cuando no son aplicados racional y adecuadamente, gran parte de los fertilizantes nitrogenados se desperdicia y contribuye a la contaminación atmosférica y de los acuíferos (además de afectar la salud de quienes lo aplican). El uso de sensores ópticos permite que la fertilización sea más efectiva, reduciendo de manera significativa los costos de producción, incrementando la rentabilidad y minimizando el impacto ambiental.
Así, mediante investigación estratégica y prácticas sustentables, MasAgro contribuye a reducir el impacto de las actividades agrícolas en el medio ambiente; generar sistemas de producción más resilientes a los cambios climáticos; y —en suma— consolidar una agricultura diferente, productiva y climáticamente inteligente.
