Análisis

Urgen medidas para evitar mala nutrición en México por COVID-19

Expresan preocupación ante niveles de pobreza en México derivados de la emergencia sanitaria

Ciudad de México, 24 de julio de 2020.— Para evitar que la salud y nutrición en México se deterioren como resultado de la pandemia de COVID-19, especialmente las de niñas y niños en hogares con ingresos más bajos y cuyo estado nutricional y de salud ya era deficiente, es necesario implementar medidas urgentes de mitigación, señalaron hoy el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Estas organizaciones, que publicaron hoy conjuntamente el documento “Prevención de mala nutrición en niñas, niños y adolescentes en México ante la pandemia de COVID-19. Recomendaciones dirigidas a tomadores de decisiones”, expresaron grave preocupación dado que México ha sido un país con grandes desigualdades durante décadas y atraviesa esta crisis en un contexto en el que el 55.5 por ciento de los hogares presentan algún grado de inseguridad alimentaria; es decir, no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas durante un periodo prolongado.

Las organizaciones estiman que la crisis económica por la pérdida de empleo y reducción de ingresos, intensificará aún más la vulnerabilidad de los hogares, especialmente de la población que ya vivía en situación de pobreza o carencia alimentaria, por lo que esta debe recibir atención prioritaria.

El INSP, FAO, OPS-OMS y Unicef temen que los sistemas alimentarios puedan verse afectados a mediano y largo plazo, y resaltan la importancia de mantener viva la cadena de suministros, tomando medidas que eviten aumentos en los precios de los alimentos.

Actualmente, México carece de un programa nacional consolidado y con recursos presupuestales para la prevención de la mala nutrición, capaz de contribuir a mitigar el impacto económico que la pandemia de COVID-19 tendrá en el estado de nutrición y salud desde los primeros años de vida de un niño o niña.

La buena nutrición es una parte esencial de la defensa de un individuo contra el COVID-19, pues las personas desnutridas tienen sistemas inmunes más débiles que aumentan su riesgo de enfermedad en general. Al mismo tiempo, la obesidad y la diabetes están fuertemente relacionadas con las manifestaciones más severas de esta enfermedad en particular, incluido un mayor riesgo de hospitalización y muerte.

A medida que se adoptan estrategias para frenar la propagación del COVID-19, se debe asegurar que haya suficientes alimentos nutritivos y que sean distribuidos de manera justa, para cubrir las necesidades básicas de alimentación de toda la población, especialmente los más vulnerables. Para ello, se debe garantizar la continuidad y adaptación de los sistemas alimentarios que corren el riesgo de interrumpirse por diversos factores asociados a la pandemia.

En el documento, las organizaciones ofrecen las siguientes recomendaciones:

  • Crear un fondo presupuestal de emergencia para la protección de la nutrición de los grupos más vulnerables;
  • Extender el Programa de Asistencia Social Alimentaria durante los primeros mil días para garantizar la cobertura de todas las mujeres embarazadas, madres en periodo de lactancia, y niñas y niños menores de dos años, en condición vulnerable, iniciando por las ciudades y municipios más afectados por la pandemia;
  • Asegurar el consumo de alimentos de origen animal (ej. el huevo), y la suplementación con micronutrientes;
  • Mantener y fortalecer la continuidad de los servicios de salud materno-infantil durante y después de la pandemia;
  • Intensificar los programas y servicios para proteger, promover y apoyar la alimentación infantil, especialmente la lactancia materna;
  • Adherirse al Código Internacional de Sucedáneos de Leche Materna;
  • Utilizar los padrones de beneficiarios de los programas disponibles para atender a niñas y niños vulnerables y cubrir a los beneficiarios de los programas de alimentación escolar;
  • Realizar estrategias de cambios de comportamientos para la prevención de la doble carga de la mala nutrición en contexto de COVID-19 y la disminución del consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados;
  • Promover el consumo de verduras, frutas y leguminosas, así como el consumo de agua potable y facilitar su acceso (en términos de precio y proximidad), especialmente para la población de bajos recursos o que ha visto afectado severamente su ingreso;
  • Mejorar y facilitar el acceso al agua para prácticas de higiene y consumo;
  • Impulsar y favorecer la compra de alimentos locales y frescos, y
  • Promover el desarrollo de la agricultura local y la diversificación productiva.

Debido a los efectos seguramente duraderos de la pandemia de COVID-19 sobre la economía, nutrición y salud de las familias y de las niñas y niños más vulnerables, se requiere la participación y contribución de todos los sectores de la sociedad, liderados por el gobierno federal, con la participación de organismos internacionales y de la sociedad civil, profesionales de la salud, medios de comunicación y sociedad en general para implementar medidas urgentes que permitan mitigar tal impacto.

En ese sentido, el INSP, FAO, OPS-OMS y Unicef reconocen el esfuerzo y acciones que está implementando el gobierno de México para enfrentar la situación, haciendo a su vez una invitación para fortalecer, siguiendo las recomendaciones emitidas en el documento presentado el día hoy, aquellas acciones necesarias en favor de la buena nutrición de las niñas, niños y adolescentes más vulnerables.

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