Biotecnología

Una historia de vida del campo mexicano

Para Syngenta la clave del éxito y el fortalecimiento de la competitividad es la combinación entre la tecnología y la implementación de buenas prácticas agrícolas

Blanca Galicia y Alfonso Gil han trabajado el campo desde hace 28 años. Actualmente cultivan, en cerca de 10 hectáreas, tomate saladette y pepinos, con una producción estimada de 70 toneladas en poco más de tres meses.

En México, este cultivo tiene un gran potencial en la industria agrícola, nuestro país es el principal exportador y cerca del 25 por ciento de los tomates que se consumen en el mundo son sembrados y cultivados en nuestro país. Tan solo el año pasado, las exportaciones incrementaron más de un 10 por ciento en comparación con 2015, lo que representa una gran oportunidad para los agricultores.

Originarios de Totolapan, Morelos, el matrimonio integrado por Blanca y Alfonso comercializa su cosecha en la Ciudad de México, Morelos y Puebla, y desde hace ocho años integraron en su proceso de siembra productos que les ayuden a cuidar la cosecha y proteger los cultivos.

En 2014, año en el que se presentó en México el Plan para una Alimentación Sostenible lanzado por Syngenta, decidieron participar en él a través de capacitaciones con técnicos especializados, quienes les mostraron el uso y manejo de los agroquímicos que les ayudaron a incrementar su productividad.

El Plan para una Alimentación Sostenible o The Good Growth Plan es un programa que lanzó Syngenta a escala mundial con el objetivo de producir más alimentos con menos recursos, que protege la naturaleza y mejora la vida de las personas en comunidades rurales.

“Gracias al acompañamiento de Syngenta y a sus ingenieros a lo largo de los años, hemos incrementado nuestra producción en 75 por ciento, antes producíamos 40 toneladas y hoy alcanzamos cerca de 70, lo que nos abre la posibilidad de tener invernaderos y anticiparnos a las posibles enfermedades y el ataque de plagas de nuestras cosechas de campo abierto”, señala Blanca. Alfonso agrega que “con la oportunidad de tener más ingresos, ahora nuestros hijos pueden ir a la universidad para estudiar el campo de manera profesional y continuar con una forma de vida que ha permanecido en nuestra familia por generaciones”.

Para Blanca y Alfonso, la agricultura representa más que una forma de vida: es una tradición que ha estado en su familia desde hace décadas, ambos, desde la infancia se dedicaban al campo, fue una herencia familiar que les hizo amar el campo y sobre todo a compartir el conocimiento con sus hijos.

Blanca agrega que “es importante estar abiertos a la información de los expertos porque las enfermedades de los cultivos cambian rápidamente y debemos ajustar el tratamiento a las nuevas plagas y en caso de que no utilicemos los agroquímicos de manera adecuada, podemos perder toda nuestra cosecha y, por lo tanto, nuestra inversión”.

La familia Gil García está consciente de que el campo necesita un trabajo de colaboración, en donde todos estén dispuestos a trabajar para fomentar la agricultura nacional. Por ello utilizan algunas de sus parcelas para que otros agricultores puedan ver los resultados y comiencen a incorporar prácticas sustentables en sus cultivos.

Alfonso añade que “es importante que los mexicanos, especialmente aquellos que trabajamos en el campo, nos demos cuenta del valor que nuestros cultivos tienen en el mercado mundial por su riqueza y calidad”.

El matrimonio invita a sus compañeros agricultores a dejar de ver el campo como hace 50 o 60 años y permitir que su vida cambie.

“Las personas que no ven el campo como negocio, mejor que se retiren. No se pueden dejar los cultivos a la voluntad de Dios, va a producir quien tiene amor a las plantas porque si no invierten y si no se dejan apoyar por ingenieros capacitados, van a terminar perdiendo, a invertir mucho y cosechar poco”, concluyó.

En 2016, a través del Plan para una Alimentación Sostenible, Syngenta incrementó la productividad del tomate 12 por ciento y trabajó con casi 250 mil pequeños agricultores en México capacitándolos en el uso de nuevas tecnologías y asistencia técnica y capacitó en el uso y manejo seguro de productos para la protección de cultivos a más de 13 mil agricultores mexicanos.

Estadísticas del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reflejan que en el país son destinadas al cultivo de tomate más de 51 mil hectáreas, con una producción estimada en 2.8 millones de toneladas, lo que lo convierte en un cultivo estratégico de México.

Información e imágenes: Syngenta

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