Maquinaria e Insumos Agricolas

Buscan evitar el uso de plaguicidas

Organizar los territorios en los que pueden sembrar ayudará a pequeños y grandes productores a saber qué pueden cultivar y en dónde hacerlo

Para el profesor Fabio Leiva, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UN) Sede Bogotá, el ordenamiento rural debe llevar a que se cultive en el lugar que corresponda según la oferta ambiental del territorio, es decir, donde haya más agua y la temperatura sea la ideal para el cultivo: “si logramos acoplar las siembras a esas condiciones nos vamos a adaptar mejor al manejo de insumos externos como plaguicidas y fertilizantes”.

Durante décadas el uso de plaguicidas en los suelos ha generado fuertes resistencias. El trabajo que está realizando la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) —que consiste en el ordenamiento rural de las tierras que sirven en Colombia para cultivar— puede ayudar a reducir el uso de plaguicidas.

Asimismo, con planes como este lo que se quiere es llevar una especie vegetal que se adapte mejor al suelo que tiene cada agricultor, para que ellos no tengan que estar evitando la naturaleza y aumentando las dosis de fungicidas, insecticidas y plaguicidas.

Según el profesor Leiva, “todavía somos muy dependientes de los plaguicidas, y de pronto eso no es lo más deseable, porque estos productos tienen riesgos de causar daños ambientales, en humanos y en animales”.

El docente Jairo Arturo Guerrero, coordinador del Laboratorio de Análisis de Residuos Plaguicidas de la UN, también está preocupado por el uso de plaguicidas que combaten además otras enfermedades en plantas, vegetales y frutas, entre otros.

Por eso señala que “como en el país también tenemos problemas con las aplicaciones, el riesgo se incrementa: no se aplica bien el producto, no se usan las dosis recomendadas, e incluso se utilizan equipos que no son los adecuados para una aplicación óptima”.

Los académicos de la UN coinciden en que Colombia tiene una alta dependencia a los plaguicidas, y esto se debe en parte a que el mercado de estos es un negocio de multinacionales, y a la falta de asistencia técnica para el campesino.

Por otra parte, Cristina Bustos, docente e investigadora del Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola de la UN, menciona la falta de datos sobre los plaguicidas que caen en el agua, situación que considera preocupante para el agro.

“En Colombia solo existen 18 laboratorios acreditados para dar a conocer cuáles son los efectos de estos químicos en el agua, y la publicación del impacto ambiental de plaguicidas toma cierto tiempo por parte de Ideam (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales)”, aseguró la docente Bustos.

Nuevas tendencias en el mundo agrícola, como la agricultura orgánica, no ven con buenos ojos la aplicación de fungicidas, insecticidas y plaguicidas. Sin embargo los académicos aseguraron que los alimentos orgánicos también tienen elementos y compuestos químicos.

Estas reflexiones se dieron en el encuentro “Conversando en la Facultad: mitos y realidades en el uso de plaguicidas”, organizado por la Facultad de Ciencias de la UN.

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