Pecuario y Pesquero

Enfermedades dañan reproducción en bovinos

Las fallas reproductivas de los animales afectan en forma directa la productividad del rebaño, y al menos 50 por ciento de éstas se relacionan con enfermedades infecciosas que se traducen en bajos índices de preñez y partos (muerte temprana del embrión o abortos), alta tasa de mortalidad en becerros, reducción de peso al destete, elevado porcentaje de eliminación involuntaria del pie de cría, e ineficiencia en los programas de inseminación artificial.

Las afecciones que limitan la reproducción se dividen en dos: venéreas e infecciosas.

Las enfermedades venéreas son aquellas transmitidas por medio del contacto sexual, como la Campylobacteriosis genital bovina (antes Vibriosis) y la Trichomoniasis bovina. Estos padecimientos causan infertilidad debido a muerte temprana del embrión, aborto e inflamación del útero.

La Trichomoniasis genital bovina es causada por un protozoario denominado Trichomona foetus, que al igual que la bacteria Campylobacter fetus, encuentra su hábitat ideal (temperatura, humedad, tensión de oxígeno, detritus celular) en las criptas de la mucosa prepucial del toro.

La infección alcanza la vagina y el útero al momento de la monta natural o durante el servicio con semen contaminado, altera el ambiente uterino y provoca el fracaso de la implantación y muerte del embrión, observándose un cuadro de repetición de celos (vacas repetidoras). Las hembras afectadas pueden mantener la infección por tres o cuatro ciclos estrales y es posible que desarrollen inmunidad (eliminación espontánea) a la infección.

Algunos casos de Trichomoniasis cursan con el desarrollo del feto hasta mediados de gestación, cuando se altera la relación materno-fetal que provoca la muerte del embrión por anoxia. Como consecuencia puede ocurrir el aborto o la desintegración del ser con acumulación de pus espeso y blanco en el útero (piómetra característica). También se reportan casos de vacas que aun manteniendo la gestación hasta el parto se convierten en portadoras, y albergan la infección en el tracto reproductivo.

Los toros infectados no presentan ningún signo de enfermedad. Con la edad y el aumento en número y tamaño de las criptas de la mucosa prepucial se convierten en portadores asintomáticos, de por vida. Los toros jóvenes ocasionalmente eliminan la infección de manera espontánea; sin embargo, pueden transmitir el padecimiento de una vaca infectada a otra sana.

¿Cómo diagnosticar?

El diagnóstico de estas enfermedades se basa en el aislamiento, cultivo e identificación del agente causal, del esmegma prepucial, moco vaginal o fetos abortados. La T. foetus se identifica por su morfología y movimientos característicos, su multiplicación es lenta y requiere incubación y observación del crecimiento durante una semana. Para su diagnóstico, existe en Estados Unidos un dispositivo comercial (InPouch[r], BioMed Diagnostics, Santa Clara, CA) que facilita el aislamiento y cultivo del protozoario.

Por otro lado, el C. fetus subespecie Venerealis, responsable de infertilidad en los bovinos, es una bacteria de crecimiento lento y sumamente exigente en cuanto a las características de los medios de cultivo. Los medios de transporte deben garantizar un ambiente bajo en oxígeno y contenido de antibióticos que controlen el crecimiento de otros contaminantes, ya que el C. fetus desaparece frente al crecimiento rápido de la flora presente en las muestras.

El diagnóstico basado en anticuerpos fluorescentes no es confiable debido a la reactividad cruzada entre diferentes subespecies, principalmente C. sputorum subespecie Bubulus, habitante saprofito, no patógeno, del prepucio de los toros. Las últimas investigaciones para el diagnóstico de ambas enfermedades se orientan hacia el uso de la técnica de Elisa, Reacción de Polimerasa (PCR) y anticuerpos monoclonales.

Existen vacunas efectivas, que permiten diseñar programas de vacunación, en hembras y machos, contra el C. fetus. La vacunación también puede tener valor terapéutico, aunque depende de la subespecie, régimen de vacunación y vehículo utilizado en la vacuna. En cuanto a la T. foetus, aun cuando se investigan diferentes vacunas en Australia y Estados Unidos, no se cuenta con una vacuna cien por ciento efectiva, ni tratamiento terapéutico para los animales afectados.

Como recomendaciones generales para la prevención de ambas enfermedades pueden mencionarse: el uso de inseminación artificial con semen de calidad garantizada; uso de toros jóvenes y vírgenes en los programas de monta natural; establecimiento de programas de vacunación adecuados.

Entre las otras afecciones que se localizan en el tracto reproductivo y causan muerte embrionaria e infertilidad, se mencionan las causadas por el Micoplasma bovigenitalum, Ureaplasma diversum y el Hemophilus somnus. Las lesiones características consisten en úlceras y pústulas en la región vulvar (vulvitis granular) y peneana. Los agentes penetran el útero durante la monta natural o inseminación artificial y causan la muerte embrionaria temprana.

Este síndrome se describe principalmente en el ganado lechero y como medida de prevención se recomienda el uso de fundas plásticas protectoras, que impidan que la pistoleta de inseminación actúe como un hisopo al arrastrar material infeccioso de la vulva hacia el útero. Estos gérmenes son susceptibles al tratamiento directo con antibióticos, mediante infusiones intrauterinas, 24 horas postservicio, o aplicación de cremas sobre la zona afectada.

Otras enfermedades

Otras enfermedades infecciosas sistémicas afectan la eficiencia reproductiva de los rebaños, al provocar muerte fetal y abortos, siendo las más importantes: la brucelosis y la leptospirosis. Ambas se transmiten por contacto directo, por ingestión de material infeccioso o vía genital.

La brucelosis, causada por una bacteria (Brucela abortus) intracelular e inmóvil, contamina al animal susceptible por conducto de fetos abortados, secreciones del aborto, inseminación artificial con semen contaminado.

El agente causal de la leptospirosis es una espiroqueta móvil, y se describen más de 150 serotipos, y de éstos los más patogénicos al bovino son: hardjo, pomona, gryppotyphosa y también se implica la canicola.

En la finca ganadera, los roedores son los principales portadores: luego de penetrar en el organismo, vía membranas mucosas (ocular, nasal o digestiva), la leptospira invade el torrente sanguíneo, donde se multiplica (leptospiremia) con síntomas generales (fiebre, decaimiento, anorexia, caída en la producción láctea, leche rojiza, abortos) no siempre muy evidentes. Después, el germen se concentra en los riñones y convierte al animal en una fuente de diseminación de la infección, vía orina (leptospiruria).

La leptospirosis también puede ser trasmitida por el contacto sexual (monta natural o inseminación) con animales infectados. Se caracterizan por provocar abortos durante el último tercio de gestación (brucelosis), a mediados de gestación la segunda (leptospirosis). Los animales enfermos pueden ser tratados con dihidroestreptomicina, sin embargo, el medicamento no elimina la infección renal.

Vacuna contra brucelosis

La vacuna contra la brucelosis (cepa 19), ha sido utilizada por muchos años y la campaña de erradicación en nuestro país, obliga al ganadero a vacunar y eliminar los reactores positivos. La vacunación se realiza sólo en las hembras entre los tres y ocho meses de edad. En México, recientemente se aprobó el uso de una nueva vacuna (RB51) que ofrece como ventaja la eliminación de reacciones falsas-positivas, asociadas con la vacuna.

Para la prevención de la leptospirosis, deben controlarse los roedores y establecerse planes de vacunación, usando bacterinas polivalentes que garantizan el estímulo de la inmunidad contra diferentes serotipos.

Otras enfermedades sistémicas son las causadas por hematozoarios, como la piroplasmosis y anaplasmosis, y la tripanosomiasis, que producen fiebre, anemia y abortos a diferentes estadios de la gestación. Su prevención se logra mediante baños periódicos para el control de garrapatas e insectos picadores, y mediante la quimioprofilaxis con drogas como el cloruro de isometadimium para el control del tripanosoma.

Entre las enfermedades virales que afectan la esfera reproductiva se incluyen: la rinotraqueitis infecciosa bovina (IBR), producida por el herpesvirus 1 y la diarrea viral bovina (BVD). Ambos virus aseguran su supervivencia y transmisión vía contacto directo por las membranas mucosas (ocular, respiratoria, digestiva y genital). Provocan reacciones características en la vulva, vagina, prepucio y pene, la muerte temprana del embrión y defectos congénitos en las crías. Sus efectos se manifiestan en pérdidas embrionarias y abortos.

Las medidas para el control de la BVD se orientan al establecimiento de planes de vacunación; sin embargo, es importante conocer las características de la vacuna que debe utilizarse.

Algunas vacunas a virus vivo modificado (VVM) pueden causar abortos o nacimiento de fetos infectados persistentemente. También se teme que puedan crear estados de inmunosupresión que conviertan los animales vacunados en excretores crónicos. Las vacunas a virus muerto son más seguras, a pesar de ello, el grado de inmunidad es más corto y requieren vacunaciones periódicas.

En relación con IBR, también existen vacunas a virus muerto o VVM de aplicación intranasal y son seguras para usar en vacas gestantes, al contrario, las vacunas a VVM de aplicación intramuscular deben evitarse en animales gestantes, ya que pueden inducir abortos. Sin embargo, algunos laboratorios utilizan este tipo de vacunas desarrolladas a partir de mutantes sensitivas a la temperatura o químicamente alteradas, que no interfieren la gestación.

Las vacunas pueden ser efectivas en prevenir la enfermedad pero no previenen la infección ni el estado de latencia viral en el animal. Recientemente se aprobó en México la comercialización de una vacuna contra estos virus.

Es justo llamar la atención de los organismos oficiales e instituciones universitarias relacionadas con la salud animal, sobre la total indefensión en que se encuentra la ganadería nacional, al no contar con un centro oficial de diagnóstico y referencia, comprometido en el trabajo de diagnóstico, control y erradicación de estas enfermedades.

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