Pecuario y Pesquero

Insostenible y riesgoso, el actual modelo de producción lechera

Insostenible y riesgoso, el actual modelo de producción lechera
Esta actividad y la ganadería contaminan suelos, agua y la atmósfera
MÉXICO.— Mantener en México la producción de leche y sus derivados a costa de la explotación irracional de los recursos naturales no sólo es insostenible, sino un riesgo económico, afirmaron especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Destacaron que se enfrenta un crecimiento exponencial en el consumo de estos productos y al mismo tiempo su encarecimiento ante la “creciente disputa por el suelo de cultivo frente a la necesidad de destinar más tierra útil para generar biocombustibles”.
Al participar en el congreso “La leche del nuevo milenio”, Luis García Hernández, jefe del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la unidad Xochimilco, expuso que para el año 2030 la mayoría de los países en desarrollo, incluido México, elevarán en 300 por ciento su consumo de productos lácteos, frente a 25 por ciento en las naciones ricas, “situación que genera mayor presión sobre los recursos ambientales con que contamos”.
En un balance sobre el impacto de la producción lechera en el entorno ecológico, señaló que en el país se estima un consumo per cápita de 270 mililitros diarios de leche, cantidad que va en aumento, a pesar de que la tierra para “pastizales no se ha incrementado, y de hacerlo sería a costa de talar bosques y selvas”.
Indicó que el modelo de explotación lechera del norte del país, donde se concentra la mayor cantidad del hato ganadero, implica “no sólo gastar grandes cantidades de agua, pues estudios recientes revelaron que una vaca consume en promedio 520 litros de agua por día, que se emplean para su alimentación, limpieza y consumo, también contaminación, pues la gran cantidad de fármacos y químicos que recibe el ganado acaban por contaminar lechos de ríos y mantos freáticos”.
Carlos Arriaga Jordán, director del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México, destacó que frente al impacto ambiental que generan las grandes empresas lecheras es posible impulsar el desarrollo de pequeños hatos ganaderos, con un promedio de cinco a 12 vacas, que “permitirán generar una economía de autoconsumo del producto, pero también para su venta en pequeña escala”.
Explicó que investigaciones de campo realizadas en el Estado de México revelaron que es posible crear condiciones “óptimas para que familias de escasos recursos accedan a este modelo, generen leche para autoconsumo, con impacto positivo en la economía familiar y aun en la generación de empleo para los habitantes de la zona”.
No obstante, García Hernández alertó sobre la necesidad de crear modelos alternativos de explotación ganadera y producción lechera, “pues de cara a los retos del siglo y el acelerado deterioro ambiental no podemos soslayar que esta actividad contamina suelos, agua y atmósfera, y que al menos una cuarta parte de las emisiones de metano que genera la actividad humana están vinculadas con el crecimiento sostenido de cabezas de ganado”.
Fuente: La Jornada
Palabras clave: ganadería, lácteos, empresas lecheras, producción

Esta actividad y la ganadería contaminan suelos, agua y la atmósfera

insostenibleyriesgosoMÉXICO.— Mantener en México la producción de leche y sus derivados a costa de la explotación irracional de los recursos naturales no sólo es insostenible, sino un riesgo económico, afirmaron especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Destacaron que se enfrenta un crecimiento exponencial en el consumo de estos productos y al mismo tiempo su encarecimiento ante la “creciente disputa por el suelo de cultivo frente a la necesidad de destinar más tierra útil para generar biocombustibles”.

Al participar en el congreso “La leche del nuevo milenio”, Luis García Hernández, jefe del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la unidad Xochimilco, expuso que para el año 2030 la mayoría de los países en desarrollo, incluido México, elevarán en 300 por ciento su consumo de productos lácteos, frente a 25 por ciento en las naciones ricas, “situación que genera mayor presión sobre los recursos ambientales con que contamos”.

En un balance sobre el impacto de la producción lechera en el entorno ecológico, señaló que en el país se estima un consumo per cápita de 270 mililitros diarios de leche, cantidad que va en aumento, a pesar de que la tierra para “pastizales no se ha incrementado, y de hacerlo sería a costa de talar bosques y selvas”.

Indicó que el modelo de explotación lechera del norte del país, donde se concentra la mayor cantidad del hato ganadero, implica “no sólo gastar grandes cantidades de agua, pues estudios recientes revelaron que una vaca consume en promedio 520 litros de agua por día, que se emplean para su alimentación, limpieza y consumo, también contaminación, pues la gran cantidad de fármacos y químicos que recibe el ganado acaban por contaminar lechos de ríos y mantos freáticos”.

Carlos Arriaga Jordán, director del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México, destacó que frente al impacto ambiental que generan las grandes empresas lecheras es posible impulsar el desarrollo de pequeños hatos ganaderos, con un promedio de cinco a 12 vacas, que “permitirán generar una economía de autoconsumo del producto, pero también para su venta en pequeña escala”.

Explicó que investigaciones de campo realizadas en el Estado de México revelaron que es posible crear condiciones “óptimas para que familias de escasos recursos accedan a este modelo, generen leche para autoconsumo, con impacto positivo en la economía familiar y aun en la generación de empleo para los habitantes de la zona”.

No obstante, García Hernández alertó sobre la necesidad de crear modelos alternativos de explotación ganadera y producción lechera, “pues de cara a los retos del siglo y el acelerado deterioro ambiental no podemos soslayar que esta actividad contamina suelos, agua y atmósfera, y que al menos una cuarta parte de las emisiones de metano que genera la actividad humana están vinculadas con el crecimiento sostenido de cabezas de ganado”.

Fuente: La Jornada

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