Pecuario y Pesquero

Las micotoxinas y la salud animal

Se estima que hay de 400 a 500 especies de hongos productores de micotoxinas

El mayor gasto para un productor avícola es la alimentación. Destina hasta un 70 por ciento de los recursos para ello, por esto, es importante atender el tema de las micotoxinas en la alimentación, las cuales, según el doctor Juan Carlos del Río García, investigador de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, son producidas por hongos microscópicos con capacidad genética para producir toxinas.

En la actualidad se estima que hay de 400 a 500 especies de hongos productores de micotoxinas, lo que representa tan solo el 5 por ciento de las especies descubiertas. Sin embargo, la aflatoxina es capaz de desencadenar alteraciones toxigénicas, teratogénicas, mutagénicas y carcinogénicas, convirtiéndose en un importante tema para la salud humana y animal.

Al respecto, el doctor Del Río aseguró que para enfrentar el problema es necesario conocerlo. En este sentido, mencionó que existen distintos tipos de micotoxinas que alteran la ganancia de peso. Una de ellas, “T2”, provoca ulceraciones en la boca del ave impidiendo que se alimente y, en consecuencia, que gane peso.

El deoxinivalenol, o DON, afecta el aparato gastrointestinal y las fumonisinas, estudiadas en equinos, provocan leucoencefalomalacia (necrosis en el cerebro y edema pulmonar en cerdos). Cabe destacar que el efecto de las fumonisinas en aves es controversial; sin embargo, los estudios realizados por el doctor Del Río han demostrado la importancia e impacto de esta micotoxina en las aves.

Destacó que la NOM-188-SSA1-2002 (Productos y Servicios. Control de aflatoxinas en cereales para consumo humano y animal) regula únicamente la concentración de aflatoxina, ya que, con base en muchos estudios, se ha comprobado que promueve diferentes tipos de daños, especialmente en hígado, aunque puede afectar otros órganos y tejidos (esófago, riñón, tejido linfoide) tanto en humanos como en animales.

Los animales que consumen micotoxinas, por tanto, pueden acumularlas en su forma original o como metabolitos en tejidos como carne, huevo o leche, según sea el caso. Por ello, el doctor Del Río apuntó que la alimentación se debe cuidar previamente, evitando que se consuman alimentos contaminados.

Buenas prácticas generan buenos resultados

La investigación del doctor Del Río tiene el objetivo de aportar información para hacer más rentables las parvadas mejorando el aprovechamiento y la producción. Sin embargo, como se ha apuntado, las micotoxinas alteran o retrasan de manera importante el desempeño productivo, como la ganancia de peso y la conversión alimenticia. El ave debe ganar un kilo de peso por cada 1.5 o 1.7 kg de alimento consumido.

Las aves son más eficientes en términos de conversión y aprovechamiento que cualquier otra especie, pero al presentarse las micotoxinas en el alimento, la conversión alimenticia se altera, incrementándose la cantidad de alimento consumido para producir un kilo de carne o de huevo. Si el ave no aprovecha adecuadamente el alimento se genera una merma para el productor que ocasiona pérdidas económicas importantes.

Actualmente, las condiciones de manejo de grano en almacenamiento han presentado avances significativos a raíz de la implementación de buenas prácticas de manejo y puntos críticos de control (CCP), así como la aplicación de las NOM para el control de aflatoxinas, por lo que las micotoxinas producidas en almacén se han reducido de manera eficiente.

Aunque ha disminuido drásticamente el riesgo de contaminación por hongos y sus micotoxinas en almacén, ningún grano está libre de micotoxinas. El problema radica en cómo evitar la invasión de los hongos con capacidad toxigénica y la producción de micotoxinas.

Al respecto, el doctor Del Río mencionó que se han desarrollado métodos de control y/o prevención para que estas micotoxinas no sean producidas por los hongos, o bien, que sean capturadas para evitar que personas y animales las absorban a nivel gastrointestinal.

“Las micotoxinas, cuando provocan alteraciones en las variables productivas o enfermedades, desarrollan la intoxicación denominado ‘micotoxicosis’, padecimiento que provoca una serie de alteraciones funcionales y morfológicas, entre las que se encuentran los efectos inmunodepresores que ocasionan que animales o personas no respondan de manera adecuada al ataque de agentes patógenos o a la aplicación de vacunas para prevenir enfermedades”, destacó el investigador.

Lo anterior implica que el productor incremente los gastos para la prevención de enfermedades, como con el uso de antibióticos, o que implemente calendarios de vacunación más agresivos para controlar el problema, entre otras medidas conocidas.

En este punto es importante destacar que las empresas integrales (aquellas que realizan todos los procesos) son más eficientes en términos productivos, pues controlan la elaboración del alimento, el proceso productivo en granja, así como el procesamiento para la venta de la carne y huevo. “Sus procesos y cuidados suelen ser muy eficientes y reducen costos por llevar toda la cadena productiva.”

Finalmente, el doctor Del Río comentó que la industria avícola de nuestro país es muy consciente del riesgo que representan las micotoxinas en la producción, en la salud animal y humana, puesto que la producción de carne y huevo en México representa el 63 por ciento de la producción pecuaria, lo que ubica al país como el séptimo productor de carne de pollo y el sexto de huevo a escala mundial, además de que es el que más invierte en investigación a escala mundial.

Información e imágenes: FES Cuautitlán-UNAM

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