Los árboles ayudan en la captación de agua y la producción de oxígeno; contribuyen a evitar la erosión del suelo y a disminuir los escurrimientos e inundaciones; capturan y almacenan dióxido de carbono (CO2), lo que permite mitigar el cambio climático. Se trata pues, de una especie fundamental para la vida en el planeta.
En México, el 33.6 por ciento de su superficie total está ocupada por bosques templados y tropicales, es decir, alrededor de 65.7 millones de hectáreas.
Los árboles forman parte de la arquitectura de las comunidades: muchas especies que no son arbóreas naturales requieren de su sombra para crecer, y sirven de hogar y refugio para una gran cantidad de animales.
“Si son talados, no solo se mata al árbol, sino a muchos seres vivos que lo necesitan porque les provee de un microclima adecuado para su desarrollo”, advirtió Jorge Nieto Sotelo, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.
El universitario explicó que los árboles, en especial los de talla grande, son importantes en todos los ecosistemas naturales donde hay bosques: templados, tropicales, perennes o caducifolios.
En 2014, José Luis Villaseñor, del Departamento de Botánica del Instituto de Biología, publicó un estudio a partir de bases de datos y herbarios que contienen información de todas las plantas que hay en nuestro país. Esta investigación concluyó que existen al menos 23 mil 500 especies vegetales, de las cuales, unas cuatro mil 200 son arbóreas.
Pese a su importancia, la tala indiscriminada de árboles es un proceso que ocurre todos los días en México.
“Es una destrucción continua de la superficie forestal en entidades que poseen una gran riqueza natural”, afirmó Nieto Sotelo.
Se estima que en Chiapas solo queda entre 15 y 20 por ciento de la cobertura natural, el resto son ranchos ganaderos o cafetales. En tanto, en Tlaxcala, solo queda el 15 por ciento de la vegetación nativa, mal protegida y con muchos daños.
El universitario explicó que todos los árboles son útiles, incluso los exóticos, pero debe fomentarse la regeneración de los que son propios del territorio para que los ecosistemas no se alteren.
En este sentido, pidió ser más conscientes y plantar solo variedades nativas, pues estos no requieren de cuidados especiales y están adaptados al clima y periodo de lluvias del lugar.
