Sector Rural

Las sequías son la mayor amenaza al desarrollo de una región

En el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua hace un llamado a la sociedad para que exijan medidas contra la escasez hídrica que amenaza con agravarse por efectos del cambio climático

Ciudad de México, 22 de junio de 2022.— El lema que la Organización de Naciones Unidas escogió para este día es “Superando la sequía juntos” y la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (Aladyr) lo interpreta como un llamado a todos los sectores de la sociedad para unir esfuerzos en contra de la que considera es “la mayor amenaza para el desarrollo y bienestar de América Latina”.

A pesar de que la región cuenta con el 31 por ciento de las fuentes de agua del mundo, según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), 160 millones de personas en esta parte del continente no tienen acceso seguro a servicios de agua potable o lo tienen en condiciones precarias y que ciudades como la de México, Santiago de Chile, Lima y San Pablo podrían llegar a ser inhabitables si no se toman medidas para generar nuevas fuentes y recuperar el caudal ecológico de lagos, ríos y acuíferos.

Estas medidas pasan por una mayor eficiencia en el riego agrícola y la implementación de tecnologías que permitan aprovechar las aguas residuales en la producción de alimentos. A esto se suma que los países aún no han escuchado con la fuerza que se merece el llamado de la ONU al reúso de agua: “las aguas residuales son un recurso que ya no nos podemos dar el lujo de desechar”.

Además, el reúso para la recarga de acuíferos es importante para la recuperación de estos cuerpos de agua y que esto debe complementarse con la desalinización de agua de mar para reducir la presión extractivista sobre ríos y lagos mientras se proporciona agua de calidad para fines potables, agrícolas e industriales.

Más de 300 millones de personas alrededor del mundo ya beben agua desalinizada todos los días y otras muchas tienen como fuente potable aguas residuales tratadas, pero estas soluciones llevan tiempo de implementación normativa y técnica, tiempo que se reduce a medida que se intensifican las sequías.

Los titulares periodísticos sobre mermas de cosechas y la bajante de ríos ocuparon las portadas de los tabloides de Brasil, Argentina y Paraguay a finales del año pasado para luego ser relegados nuevamente, pero que debe mantenerse la vigilancia sobre estos fenómenos que apuntan a profundizarse.

Para Aladyr, la evidencia sobre un futuro complicado a causa de la escasez hídrica en la región es abrumadora y exhorta a las autoridades a prestar mayor atención sobre los efectos de la sequía. Argumentaron que de acuerdo con datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el sur de la Amazonia padece las peores sequías en los últimos 50 años y adicionaron que el informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) reza que la escasez de lluvias ha afectado a más de 53 millones de personas en la región entre los que están 2.2 millones de habitantes del Corredor Seco de América Central que vio reducida su producción agrícola en más de un 75 por ciento.

Adicionalmente, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se suma a la preocupación por la seguridad alimentaria de la región por la escasez de agua puesto que en “los Andes, desde la década de 1980, se ha perdido entre el 30 y el 50 por ciento del área glaciar y los Andes del Sur muestran las tasas más altas de pérdida de masa glaciar en todo el mundo”.

Los indicadores de escasez y personas afectadas describen una realidad que se ha venido desarrollando pero que lo peor podría estar por venir si las políticas de adaptación al cambio climático no se aplican con celeridad.

“Países como Chile, Perú y Brasil están mostrando interesantes avances en su infraestructura de adaptación a las sequías con plantas de desalinización de agua de mar, lo que se traduce en un aumento de la disponibilidad del recurso, pero hay que redoblar esfuerzos o el aumento poblacional y el cambio climático nos afectarán profundamente”, dijo Juan Miguel Pinto, presidente de Aladyr.

Agregó que la falta de agua tiene afectaciones en todo aspecto de la vida individual y social que van desde el desarrollo físico, dejando secuelas de por vida y signado el futuro de la persona, hasta la economía de países agrícolas o la gobernabilidad en ciudades donde las manifestaciones populares por falta del servicio son cada vez más frecuentes.

Según el informe del Banco Mundial titulado “Aguas inexploradas: la nueva economía de la escasez y la variabilidad del agua”, en América Latina las pérdidas de ingresos que provoca una sequía son cuatro veces mayores que las de otras catástrofes como las inundaciones.

“En el imaginario colectivo suelen asociarse las sequías con cortes en el servicio de agua potable pero su afectación va mucho más allá y está estrechamente ligada a la pobreza porque la falta de agua encarece toda actividad o producto humano”, reiteró Pinto.

Para finalizar, invitó a hacer el siguiente ejercicio de prospección: “La población de América Latina se triplicó en 60 años y en mayor proporción lo hizo su consumo, sometiendo a las fuentes naturales de agua a un estrés sin precedente ocasionando los problemas que saltan a la vista. En 2050 pasaremos a ser 762 millones de personas con aspiraciones, necesidades y sueños, y todo ello se traduce en una mayor demanda de agua en un contexto en el que ya no llueve y los lagos y acuíferos se secaron, entonces, ¿qué haremos?”

(Fotografía cortesía de Aladyr)

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