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Conoce los beneficios del manejo preciso de los fertilizantes

Estudio muestra que, al disminuir las tasas de fertilizante nitrogenado, se reducen las emisiones de óxido nitroso sin afectar el rendimiento de grano ni su calidad

Según un estudio reciente, los productores de trigo bajo riego podrían aumentar sus utilidades y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero aplicando los fertilizantes en dosis más precisas.

Ese estudio, publicado en la revista Agriculture, Ecosystems and Environment, menciona que los productores del Valle del Yaqui —importante región productora de trigo en el noroeste de México que cubre más de 1.5 veces el área de la Ciudad de México— aplican mucho más fertilizante nitrogenado del que necesitan para maximizar sus rendimientos de trigo. Si aplicaran una menor cantidad del fertilizante, reducirían las emisiones anuales de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero, en una cantidad equivalente a 130 mil toneladas de bióxido de carbono y a las emisiones de 14 millones de galones de gasolina, según Neville Millar, investigador sénior de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) y el primer autor del artículo.

Las condiciones en que se cultiva el trigo y las prácticas que se utilizan son similares a las que se emplean en las enormes extensiones donde se cultiva trigo en China, India y Pakistán. En esos países se aplica casi la mitad de todo el fertilizante nitrogenado que se administra al trigo en todo el mundo, explica Iván Ortiz-Monasterio, agrónomo de trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), en cuya estación experimental se realizó la investigación aquí descrita. “Por esta razón, las recomendaciones son aplicables en todo el mundo; además, pueden producir tres beneficios: menos emisiones de gases de [efecto] invernadero, mayores ingresos para los agricultores y una continua alta productividad del cultivo de trigo”, dijo Millar.

Al medir el óxido nitroso después de aplicar fertilizante nitrogenado a cultivos de trigo duro durante dos ciclos de cultivo, Millar y un grupo internacional de científicos encontraron un aumento exponencial en las emisiones procedentes de parcelas fertilizadas con una cantidad mayor que las económicamente óptimas (es decir, cuando el nitrógeno adicional que se aplica ya no incrementa los rendimientos).

Asimismo, encontraron que la calidad del grano no es afectada cuando se aplica una cantidad mayor que las tasas económicamente óptimas y, además, supera la calidad que las asociaciones de agricultores locales requieren en el grano que se vende en el mercado. Examinaron cinco dosis de fertilizante nitrogenado, desde 0 a 280 kilogramos por hectárea.

El uso excesivo de fertilizante por parte de los productores se debe en gran parte a su aversión al riesgo y a su preocupación por el aspecto económico, opina Ortiz-Monasterio. “Como en años de buenos rendimientos los cultivos utilizan más nitrógeno que en años de rendimientos bajos, los agricultores tienden a ser optimistas y aplican fertilizante como en años de buenos rendimientos”, dijo. “Al mismo tiempo, como no cuentan con datos acerca de la cantidad de nitrógeno presente en sus campos, los agricultores tienden a aplicar demasiado fertilizante porque eso les resulta menos caro que un cultivo que no tiene suficiente nitrógeno para desarrollarse y producir todo su rendimiento potencial.”

Ortiz-Monasterio y sus colegas han estado estudiando y promoviendo prácticas agronómicas que permiten a los productores utilizar el fertilizante más eficientemente e incluir en sus cálculos el nitrógeno que ya existe en el suelo y el clima. Esta tecnología, junto con el GreenSeeker, un aparato manual que evalúa las necesidades de nitrógeno de las plantas, fue incluida en otro estudio para determinar si serviría para indicarles a los productores las tasas óptimas de fertilizante que deben utilizar. “Aparatos detectores semejantes al GreenSeeker, pero que se montan en un dron, están proporcionando a los agricultores del Valle del Yaqui recomendaciones respecto a cultivos de trigo sembrados en más de mil acres [405 hectáreas] en 2017 y 2018”, explicó.

El presente estudio, resultado de una colaboración de investigación entre el Cimmyt y el Programa de Investigación Ecológica a Largo Plazo de la Estación Biológica W.K. Kellogg (KBS), cuyo objetivo es reducir el impacto de los gases de efecto invernadero emitidos por la agricultura intensiva, también tiene como objetivo generar —para los cultivos mexicanos de grano— nuevos factores que reflejen de manera precisa las emisiones de óxido nitroso y las reducciones de esas emisiones, y que puedan utilizarse en los mercados mundiales de carbono, dijo Millar.

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