Sistemas de Riego

Producen hortalizas con agua de mar sin desalar

A través del sistema de capilaridad, científicas de la UCN cosecharon acelgas y tomates cherry en el sector costero de la Región de Antofagasta

Nutritivas y de buen sabor son las acelgas y tomates cherry que un equipo de ingenieras de la Universidad Católica de Chile lograron producir utilizando agua de mar sin desalar en el sector costero del desierto de Atacama, en la Región de Antofagasta.

El desarrollo corresponde a un proyecto pionero que puede revolucionar la producción de alimentos en el país, y transformar a esta alternativa en una nueva actividad productiva que irá en directo beneficio de los habitantes de caletas y zonas pobladas de la zona norte.

La particularidad del sistema es el empleo de agua de mar en forma directa, es decir, sin eliminar la sal que trae incorporada desde su origen oceánico. Este logro fue posible gracias a un desarrollo gestado por un equipo de ingenieras del Centro de Investigación Tecnológica del Agua en el Desierto (Ceitsaza) de la UCN, centro especializado en el manejo y búsqueda de soluciones a problemáticas relacionadas con los recursos hídricos.

La idea, que fue presentada a la comunidad y autoridades de la zona, consistió en un estudio de la factibilidad técnica para cultivar acelga y tomate cherry con agua de mar, empleando riego por capilaridad.

Para realizar el estudio, que tuvo lugar en instalaciones costeras de la UCN, se construyeron dos terrazas de cultivo para pruebas, con tres niveles de distintas alturas cada una.

El primer nivel consideró 40 centímetros de sustrato, el segundo 80 y el último 110 centímetros. Cada terraza diseñada por el equipo de ingenieras incorporó un nivel freático de agua de mar en sus bases.

En el caso de las acelgas, los mejores resultados fueron obtenidos en el primer nivel (40 cm), con plantas cuyo crecimiento fue de entre 22 y 52 centímetros de altura. En cuanto a los tomates cherry, los resultados destacados estuvieron en el nivel 3 (110 cm), con plantas que alcanzaron de 46 a 72 centímetros de altura.

El desarrollo del proyecto tuvo un costo total de 34 millones de pesos, aportados por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y la UCN.

Los vegetales cosechados, además de un agradable sabor y textura, mostraron cantidades importantes de minerales beneficiosos para la salud, como potasio, calcio y hierro, entre otros, a lo que se sumaron altos niveles de fibra dietética y proteínas, principalmente en el caso de la acelga.

Otra de las singularidades del proyecto es la utilización de materiales accesibles, como plástico impermeable y concreto, los que tienen bajo costo y que son fáciles de conseguir e instalar por los potenciales usuarios de este tipo de tecnología.

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