- Tres factores de éxito: innovación varietal, sistemas de capacitación y tecnologías poscosecha. Un auge exportador
2000Agro/Redacción
Chile es el principal actor del mercado mundial de cerezas. ¿Cuáles son las claves de su éxito? Innovación varietal, sistemas de formación y tecnologías poscosecha. El pasado jueves (14 de marzo) se publicó una nueva lección en video de la Academia Macfrut que presenta este estudio de caso global y está disponible para visualización bajo demanda en la plataforma. El primero de dos episodios, titulado “La cereza chilena: una cadena de suministro exitosa”, se centró en la fase de campo e incluyó entrevistas con expertos y productores para brindar un análisis integral de la selección de variedades, técnicas agronómicas, clasificación y estrategias comerciales.
Como explicó el periodista Maicol Mercuriali al inicio de la videolección, la superficie de producción de cerezas en Chile ha aumentado de 3200 hectáreas en el año 2000 a 62 000 hectáreas en 2022, y nuevamente a 65 000 hectáreas en 2023. Este modelo está impulsado por las exportaciones, que representan casi el 90 por ciento de la producción: de hecho, las exportaciones aumentaron de 103 000 toneladas en 2014-2015 a 415 000 toneladas en 2022-2023.
“Se espera que los huertos de cerezos aumenten en unas 2000-2500 hectáreas al año”, explica Carlos Tapia, fundador y director técnico de Avium, empresa especializada en investigación y desarrollo para la producción de cerezas. “Aunque la última temporada fue difícil, las exportaciones ascendieron a aproximadamente 400 000 toneladas. Las tres fortalezas del modelo chileno son la selección de variedades, los sistemas de capacitación y las tecnologías poscosecha, con tres variedades de cerezas —Lapins, Santina y Regina— que representan casi el 80 por ciento de la producción. En los últimos cuatro años, más del 50 por ciento de los cerezos se han plantado con la variedad Santina.
“Gracias a las innovaciones tecnológicas, los rendimientos han aumentado de siete a 9.5 toneladas por hectárea”, afirma Carlos Tapia. Se han producido innovaciones importantes en dos sectores: portainjertos y sistemas de plantación: Colt es el más popular, seguido de Gisela 12 y MaxMa 14. “Estas innovaciones han permitido aumentar la densidad por hectárea a 1200 árboles por hectárea, mientras que hace seis años eran 900 árboles por hectárea.”
La estrategia de Chile ha sido “invertir en nuevas variedades, centrándonos en fruta de alta calidad que además garantice una alta productividad”, afirma Lorena Pinto, gerente de Cherry Ana Chile. Una de las variedades más populares es la serie Sweet, desarrollada en colaboración con la Universidad de Bolonia. Para sorpresa de los productores locales, Chile es el hábitat ideal para este cultivar. Andrea Ravaioli, jefe de la Oficina de Transferencia de Conocimiento de la Universidad de Bolonia, explica: “Las cerezas dulces Alma Mater son mundialmente famosas y han logrado una importante penetración en el mercado. Son un buen ejemplo de cómo la investigación puede tener un impacto real fuera de la universidad.”
Lorena Pinto explica: “Identificamos el potencial de las cerezas de la gama Dulce, teniendo en cuenta las diferencias climáticas. Se realizaron pruebas con los productores y encontramos que la fruta era más firme y tenía un nivel Brix más alto que en España e Italia. Realizamos un análisis poscosecha de la fruta durante el transporte marítimo y los resultados fueron excelentes. Así, en 2019 lanzamos estas variedades al mercado. Actualmente contamos con huertos de cerezo plantados con la variedad Sweet Aryana, compuesta por 2.4 millones de plantas en 2200 hectáreas, además de Sweet Lorenz con 134 000 plantas y Sweet Gabriel con 68 000 plantas.”
Las exportaciones juegan un papel central en la producción chilena, especialmente las exportaciones al mercado chino. Juan Pablo Zoffoli, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, afirma: “El mercado chino exige productos de alta calidad, pero está dispuesto a pagar mucho por la calidad.”
Fotografía: Academia Macfrut
