Agroindustria

Las mujeres rurales, figuras clave; aseguran el progreso de las generaciones futuras

El Índice Global de Seguridad Alimentaria 2022, señala que, entre 113 naciones evaluadas, la puntación media en la métrica “Empoderamiento de las mujeres agricultoras” es de solo el 28.3 %

Guadalajara, Jal., 17 de octubre de 2022.— En el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, Corteva Agriscience refuerza su compromiso de visibilizar a las mujeres en el campo; quienes, según datos de la ONU, representan algo más del 40 por ciento de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo y desempeñan un papel catalizador hacia el logro de los cambios económicos, ambientales y sociales transformadores necesarios para el desarrollo sostenible. Trabajan como agricultoras, asalariadas y emprendedoras, labran la tierra, plantan y cultivan los alimentos que brindan a sus familias y que llegan a las mesas de la población alrededor del mundo.

Pese a ser actores clave en la agricultura, a menudo no tienen acceso a los insumos y recursos de producción, y sin una estrategia de apoyo, su inclusión, su capacidad de acción, toma de decisiones y su resiliencia se ven amenazadas aún más por la crisis alimentaria y económica mundial y los devastadores efectos del cambio climático.

De acuerdo con el Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI) 2022 elaborado por Economist Impact y respaldado por Corteva Agriscience, de las 113 naciones contempladas en la métrica de “Empoderamiento de las mujeres agricultoras”, el promedio resultante de importancia es de solo el 28.3 por ciento, y pocos países tienen una política para apoyar a las mujeres y mejorar su acceso a los insumos.

Los desafíos que siguen enfrentando las mujeres rurales son la equidad de género, diferencia de ingresos, acceso a financiamiento, educación y capacitación. Como señala ONU Mujeres, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

Por su parte, en el estudio que realizó Corteva, “Mujeres en la Agricultura”, para analizar la vida y preocupaciones de más de cuatro mil productoras en 17 países, se indica que el principal hallazgo fue que nueve de cada diez mujeres estaban orgullosas del trabajo realizado en el campo. Pero el orgullo no se traducía necesariamente en felicidad o satisfacción debido a la desigualdad de género. La divergencia involucró salarios más bajos, menos acceso al financiamiento, educación y capacitación con respecto a los hombres.

De hecho, tres de cada diez mujeres sienten que tardará de diez a 30 años en que se genere equidad total en el campo. Al respecto, las encuestadas identificaron tres barreras clave para la igualdad de género: salarios más bajos que los hombres, menos acceso al financiamiento y falta de capacitación.

La empresa apoya a más de ocho mil mujeres dedicadas a la agricultura en toda América Latina, capacitándolas en temas de liderazgo, tecnología, innovación y finanzas. Aún falta camino por recorrer, redoblar esfuerzos para que los programas e iniciativas dirigidas al campo y al desarrollo comunitario tengan perspectiva de género y atiendan las necesidades de las mujeres en el campo.

Una mujer rural con liderazgo asegura el progreso de las generaciones futuras.

Fotografías: Corteva

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