El nuevo material es suficientemente rígido y resistente para ser utilizado en la fabricación de estructuras
Madrid.— Ingenieros industriales de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han creado un nuevo material ecológico a partir de residuos plásticos agrarios y urbanos, mezclados con desechos de la fabricación de pasta de papel, que contribuirá a mejorar el impacto ambiental que ocasionan estos residuos.
El nuevo material, que es suficientemente rígido y resistente para ser utilizado en la fabricación de estructuras, ha sido obtenido tras nueve años de investigación por un grupo de la UPM, dirigido por el profesor de ingeniería química Joaquín Martínez Urreaga, en colaboración con investigadores de la Universidad de Oviedo.
“La idea surgió de una necesidad: en la agricultura se consumen, cada vez más, toneladas y toneladas de plásticos en los invernaderos, microtúneles y acolchados, que pueden suponer un problema medioambiental”, explica Martínez a EFE.
“Pensamos que se podía aprovechar, ahorrando así materiales, emisiones de gases y de energía, además de generar empleo, ya que el reciclado mecánico genera puestos de trabajo”, añade.
La quema de residuos, que “es inaceptable si es incontrolada”, se puede hacer de forma controlada y sirve para generar energía, pero “crea menos puestos de trabajo”, continúa el profesor.
De ahí el objetivo de convertir estos residuos en nuevos materiales de mayor valor añadido, bajo precio y reciclabilidad mejorada. Así surgieron los “ecocompuestos”. Los plásticos agrícolas, aunque degradados y con restos de plaguicidas, conservan parte de los aditivos que les añaden para aguantar más el sol y la lluvia, unos restos que tienen algo de valor.
A ello se añadieron fibras de celulosa residuales que no tienen calidad para hacer papel y habitualmente se queman en la misma papelera para producir energía. Se trataba de buscar alternativas para mejorar sus propiedades y aumentar así la demanda, para que la gente “quiera reciclarlos, ésta era la idea de base”.
Obtuvieron un primer material que se puede emplear en la fabricación de mobiliario urbano —bancos, grandes macetas— y también para pavimentar paseos marítimos, explica Martínez Urreaga.
En la segunda fase del proyecto, añadieron plásticos residuales de origen urbano para aumentar la rigidez, lo que permitiría fabricar “cosas de tamaño importante”, como señales de tráfico, estructuras, cabañas.
Obtener materiales aceptables a partir de desechos contribuirá a “evitar que se abandonen y a generar puestos de trabajo”, según el profesor quien detalla que los resultados están publicados pero aún no los han patentado.
Además de ser “una fibra barata, mejora el balance medioambiental porque parte de dos tipos de residuos”, según el profesor que espera que “alguna empresa pueda aprovechar este conocimiento para producir nuevos materiales y generar puestos de trabajo”, concluye.
Fuente: EFE
