Pecuario y Pesquero

La mitad del pescado se cultiva en granjas

La mitad del pescado se cultiva en granjas
El afán saludable de la gente ha producido una explosión en su consumo global. La acuicultura sigue siendo un gran consumidor de peces de bajo valor
El pescado es pura proteína, decía el mensaje que quería inducir a los mexicanos a consumir el producto del mar. Y ahí va el consumo. Pero a nivel global, el afán por consumir los aceites omega-3 del pescado y de asumir estilos de vida más sanos ha impulsado el cultivo de peces y este año se alcanzará un hito singular: la mitad de los pescados y mariscos de consumo humano provendrán no de la captura natural sino del cultivo en granjas.
Así lo reveló un estudio recién publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences, según el cual las tendencias de consumo están aplicando tensiones sobre los recursos marinos, porque el pescado de granja ingiere alimento derivado del pescado de captura.
El dato es impresionante: entre 1995 y 2007, en busca de menos riesgo cardiovascular, la población del mundo casi triplicó el consumo de pescado. “La enorme expansión está siendo impulsada por la demanda”, dijo Rosamond Naylor, autora principal del estudio, profesora de la Universidad de Stanford.
“En la medida en que seamos una población consciente de la salud y que procuremos obtener nuestros aceites más sanos del pescado, estaremos demandando más de la acuicultura y aplicando mucha presión sobre las pesquerías marinas para cubrir esa demanda”, agregó.
Si está creciendo tanto el consumo de pescado de granja, ¿cómo presiona esto a las poblaciones naturales de peces? La respuesta es que los acuicultores, para obtener pescados más grandes y sabrosos, alimentan a los alevines con aceite de pescado y con alimento hecho a base de especies como la anchoveta y la sardina.
El informe señala que la explosión del pescado acuícola ha traído consigo explosiones equivalentes en el consumo global de aceite de pescado y alimento para peces.
Como ocurre en tierra firme, donde se requieren muchas plantas, agua y otros recursos para poner en la mesa un filete de res, pasa también en el mar: para producir un kilo de salmón, uno de los bocados más cotizados, pueden requerirse hasta cinco kilos de otros pescados. Por eso si en 2006 la acuicultura dio al mundo 51.7 millones de toneladas métricas de pescado, consumió como alimento casi 20 millones de toneladas métricas de otros habitantes del mar.
El estudio indica que ese impacto sobre las pesquerías podría reducirse con algunas medidas inteligentes. Si los salmones de granja comieran menos alimento para peces, el impacto se reduciría poco. Pero si se les diera 4 por ciento menos aceite de pescado, para cada kilo de salmón ya se requerirían sólo 3.9 kilos de otros pescados.
Naylor dijo que si no se buscan alternativas comercialmente viables, la búsqueda de una alimentación sana seguirá presionando duramente a los ecosistemas marinos.
Como reemplazo se están valorando diferentes fuentes de alimento para peces, como proteína a base de cereal o de residuos de ganado, o bien aceites omega-3 obtenidos de microbios o de plantas modificadas genéticamente.
“Con los apropiados incentivos económicos y regulatorios, la transición hacia alimentos alternos podría acelerarse, allanando el camino para un consenso de que la acuicultura esté ayudando al océano, no agotándolo”, escribieron los autores.
En todo caso, apuntó Naylor, si bien es útil regular la demanda de pescado, también será importante regular la oferta, estableciendo medidas para cuidar las poblaciones de sardinas y anchovetas.
Fuente: Milenio.com
Palabras relacionadas: peces, pescado de granja, mariscos, acuicultura

El afán saludable de la gente ha producido una explosión en su consumo global. La acuicultura sigue siendo un gran consumidor de peces de bajo valor

lamitaddelpescadoEl pescado es pura proteína, decía el mensaje que quería inducir a los mexicanos a consumir el producto del mar. Y ahí va el consumo. Pero a nivel global, el afán por consumir los aceites omega-3 del pescado y de asumir estilos de vida más sanos ha impulsado el cultivo de peces y este año se alcanzará un hito singular: la mitad de los pescados y mariscos de consumo humano provendrán no de la captura natural sino del cultivo en granjas.

Así lo reveló un estudio recién publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences, según el cual las tendencias de consumo están aplicando tensiones sobre los recursos marinos, porque el pescado de granja ingiere alimento derivado del pescado de captura.

El dato es impresionante: entre 1995 y 2007, en busca de menos riesgo cardiovascular, la población del mundo casi triplicó el consumo de pescado. “La enorme expansión está siendo impulsada por la demanda”, dijo Rosamond Naylor, autora principal del estudio, profesora de la Universidad de Stanford.

“En la medida en que seamos una población consciente de la salud y que procuremos obtener nuestros aceites más sanos del pescado, estaremos demandando más de la acuicultura y aplicando mucha presión sobre las pesquerías marinas para cubrir esa demanda”, agregó.

Si está creciendo tanto el consumo de pescado de granja, ¿cómo presiona esto a las poblaciones naturales de peces? La respuesta es que los acuicultores, para obtener pescados más grandes y sabrosos, alimentan a los alevines con aceite de pescado y con alimento hecho a base de especies como la anchoveta y la sardina.

El informe señala que la explosión del pescado acuícola ha traído consigo explosiones equivalentes en el consumo global de aceite de pescado y alimento para peces.

Como ocurre en tierra firme, donde se requieren muchas plantas, agua y otros recursos para poner en la mesa un filete de res, pasa también en el mar: para producir un kilo de salmón, uno de los bocados más cotizados, pueden requerirse hasta cinco kilos de otros pescados. Por eso si en 2006 la acuicultura dio al mundo 51.7 millones de toneladas métricas de pescado, consumió como alimento casi 20 millones de toneladas métricas de otros habitantes del mar.

El estudio indica que ese impacto sobre las pesquerías podría reducirse con algunas medidas inteligentes. Si los salmones de granja comieran menos alimento para peces, el impacto se reduciría poco. Pero si se les diera 4 por ciento menos aceite de pescado, para cada kilo de salmón ya se requerirían sólo 3.9 kilos de otros pescados.

Naylor dijo que si no se buscan alternativas comercialmente viables, la búsqueda de una alimentación sana seguirá presionando duramente a los ecosistemas marinos.

Como reemplazo se están valorando diferentes fuentes de alimento para peces, como proteína a base de cereal o de residuos de ganado, o bien aceites omega-3 obtenidos de microbios o de plantas modificadas genéticamente.

“Con los apropiados incentivos económicos y regulatorios, la transición hacia alimentos alternos podría acelerarse, allanando el camino para un consenso de que la acuicultura esté ayudando al océano, no agotándolo”, escribieron los autores.

En todo caso, apuntó Naylor, si bien es útil regular la demanda de pescado, también será importante regular la oferta, estableciendo medidas para cuidar las poblaciones de sardinas y anchovetas.

Fuente: Milenio.com

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