Agricultura Protegida

Políticas públicas para la agricultura protegida

Por: Isabel Rodríguez*
Foto: Archivo 2000 Agro

Las ventajas económicas, ambientales y sociales de la agricultura protegida han sido el factor principal para que la superficie de cultivos bajo invernadero, casas – sombra, mallas térmicas y micro y macrotúneles creciera un 218 por ciento durante los últimos 10 años.

De acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida, AC (AMHPAC), en 1999, la superficie bajo agricultura protegida era de 721 hectáreas; al final de 2008, esta cifra se había incrementado a 9,948 ha.

Al ser una actividad en expansión, la agricultura protegida en México requiere de políticas públicas que fomenten este sistema productivo como una alternativa competitiva y sostenible para el desarrollo integral del campo mexicano.
Para las productores, asociados o independientes, que han apostado por la agricultura protegida de forma profesional, este sistema les aporta certidumbre en sus ingresos al obtener cultivos de mejor calidad, con mayor valor agregado y más oportunidades de acceder al mercado de exportación.

Aunque la agricultura protegida puede aplicarse a todos los cultivos, los casos de éxito se han dado principalmente en sembradíos de tomate, pimiento, pepino, fresa y ornamentales.
Mediante esta alternativa de producción, se han alcanzado rendimientos de hasta cuatro veces más producto que el cosechado en campo abierto. En cultivos como el tomate, de 40 toneladas por hectárea en agricultura tradicional se llegó a 280 bajo agricultura protegida.

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