Agroindustria

Afectan lluvias a industria azucarera cubana

LA HABANA.— Cuba, que había iniciado con cauto pronóstico la zafra azucarera 2007-2008, se encuentra de nueva cuenta ante la encrucijada de prolongarla, debido a que el adelanto en la temporada de lluvias está retrasando el fin de la cosecha.

El Ministerio del Azúcar estimó que la presente temporada podría culminar con una producción de entre 1.5 y 1.6 millones de toneladas de endulzante, cuando se contaba con cosechar 12 por ciento más de caña que el año anterior.

De acuerdo con algunos especialistas, el sector cerrará con una cosecha inferior a la pronosticada en diciembre pasado, aunque tal vez la producción de azúcar supere los 1.3 millones de toneladas que según datos oficiales se obtuvieron en la temporada 2006-2007.

El Anuario Estadístico de Cuba indicó que la producción azucarera alcanzó 1.3 millones de toneladas en 2004-2005 y 1.1 millones en 2005-2006. Como parte de las dificultades dependen del clima, los expertos estiman que de ahora en adelante se hará más compleja la marcha de la zafra, cuyo periodo de mayor eficiencia ha tocado a su fin al concluir la primera quincena de abril.

Prolongar en algunos centrales la zafra hasta mayo, como se ha hecho en otros años, implica transportar y moler en periodo lluvioso, con lo cual además disminuiría la curva de los rendimientos industriales, originando menor eficiencia.

Al iniciar en diciembre pasado la “contienda azucarera”, autoridades del Ministerio del Azúcar habían indicado que además de cosechar más caña, se había logrado organizar mejor todo el sistema agroindustrial.

El diario Granma dijo en esa fecha que los recursos estaban llegando a tiempo a los 52 centrales que abrirían capacidades y hubo avances en la superación del personal.

Pero el experto en zafra Juan Varela advirtió que la situación dependería de situaciones que van más allá de la voluntad de los planificadores oficiales.

Varela explicó que el buen clima es el mejor aliado de la zafra, y recordó que si no ocurrían lluvias reiteradas y la temperatura era fresca, entre diciembre y abril la cosecha podía desarrollarse con normalidad.

La cosecha cubana arranca en diciembre (zafra chica) y enero, con el inicio de la temporada seca, y termina en mayo, pese a que los expertos recomiendan concluirla en abril antes de la temporada lluviosa.

Pero este mes hubo una temprana llegada de las lluvias, lo que provoca un bajo rendimiento en la concentración de sacarosa en la gramínea, y en los cortes de caña de azúcar.

“En cada jornada habría que superar el 87 por ciento del potencial de molida con un rendimiento superior al 10.14 por ciento, lo que será muy difícil de lograr”, opinó un veterano trabajador de la otrora principal industria del país.

En marzo pasado, retrasos en la puesta en marcha de ingenios, la escasez de maquinaria y de repuestos y otros problemas mantuvieron la molienda muy por debajo del 70 por ciento de su capacidad.

A principios de abril, el ministro cubano del Azúcar, Ulises Rosales, llamó a mejorar la eficiencia económica del sector donde en los últimos años se han presentado volúmenes declinantes de producción.

El funcionario advirtió la necesidad de lograr el mayor aprovechamiento de las capacidades industriales y del rendimiento, y los más bajos costos productivos en esta tarea económica.

El consumo nacional de azúcar se estima en 700 mil toneladas, a lo que se suman los compromisos de exportación con China, de unas 400 mil toneladas.

Dado que existen otros compromisos de ventas, la producción de Cuba no debería descender de 1.1 millones de toneladas del dulce, cuyos precios en el mercado han sobrepasado los 14 centavos de dólar por libra (460 gramos).

En los últimos tres años, la isla se ha visto precisada a comprar entre 200 mil a 300 mil toneladas anuales de azúcar a Colombia y Brasil, y de no cumplirse los niveles de producción previstos, habría que recurrir a nuevas importaciones.

A partir de 2002 el gobierno cubano inició la llamada “Tarea Álvaro Reinoso”, un plan de reestructuración que redujo a la mitad la cifra de los 156 ingenios registrados en la isla, y jubiló o envió a miles de trabajadores a cursos de recalificación.

La decisión retiró del cultivo de la caña 1.5 millones de hectáreas y redujo 25 por ciento la fuerza laboral del sector, considerado hasta entonces un baluarte económico de la nación y principal fuente de garantía de créditos exteriores.

Fuente: Notimex

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