Iniciativa Reffetto-Río evitará desperdicio de comida en la Villa Olímpica en Río 2016
Cada año alrededor de un tercio de la producción mundial de alimentos se desperdicia o se pierde, lo que supone la pérdida simultánea de los recursos, agua, suelo, insumos agrícolas, alimentación, que intervinieron en su producción.
Un estudio reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que los residuos de alimentos mundial serían, si se calcula como un país, el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Mientras tanto, un tercio de todos los suelos cultivados producen los alimentos que no serán consumidos.
Las iniciativas para combatir esta tendencia están proliferando en el ámbito mundial. Entre ellas se encuentra el proyecto Reffetto-Río, una iniciativa presentada en Roma en presencia del director general de la FAO, José Graziano da Silva, y Maurizio Martina, ministro de las políticas agrícolas de Italia.
Gracias a este proyecto la comida sobrante de la Villa Olímpica durante los Juegos Olímpicos de Río 2016 se recuperará y transformará en comidas nutritivas para su distribución entre los más necesitados. Al mismo tiempo, se darán clases de cocina y nutrición para el beneficio de los jóvenes y las personas con dificultades. Los voluntarios han sido invitados a participar junto a 45 chefs de todo el mundo en este proyecto.
La iniciativa fue concebida por Massimo Bottura, un chef de renombre internacional y fundador de Comida para el Alma, junto con David Hertz, jefe y fundador de la organización sin ánimo de lucro Gastromotiva.
El proyecto Refetto-Río puede beneficiarse de la experiencia significativa que la Refettorio Ambrosiano que Bottura puso en marcha durante la Expo de Milán el año pasado. Ese esfuerzo se llevó la comida sobrante de los pabellones en los alrededores de la Exposición Internacional la cual se transformó en comidas nutritivas para las personas pobres y sin hogar.
Actualmente el Refettorio Ambrosiano ha involucrado a cientos de voluntarios y cocineros de todo el mundo y evita el desperdicio de más de 15 toneladas de alimentos. Es una expresión eficaz del espíritu de la Carta de Milán y de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
