La decisión del gobierno brasileño de autorizar el cultivo de la soya transgénica, abre la puerta al uso más amplio de organismos genéticamente modificados en diversos países del mundo.
La medida tendrá vigencia por un año y quienes promueven su uso destacaron que con el empleo de soyas transgénicas hay una disminución de costos de producción, debido a que con un único herbicida (glifosato) se destruyen las malezas que amenazan al cultivo, mientras que antes debían aplicarse más agroquímicos. Ese avance se logró con la modificación de la estructura genética de la semilla, explicaron.
En 2002 un fallo de las autoridades prohibió el cultivo de transgénicos. Con la liberación del cultivo se espera que al aumentar la producción de soya en países como Brasil y Argentina podría bajar el costo para elaborar otros productos derivados como el biodiesel.
Carlos Speroto, presidente de la Federación de Agricultores de Río Grande do Sul, explicó que 90 por ciento de los 11 millones de toneladas de soya de la próxima cosecha será genéticamente modificado. La expectativa es que los sembradíos aumenten este año entre 10 y 15 por ciento a causa de la soya transgénica.
En septiembre pasado, los agricultores de Río Grande do Sul, quienes concentran 90 por ciento de la producción brasileña de soya, hicieron una siembra simbólica de soya transgénica, eufóricos por el decreto del gobierno que autorizó esa práctica. En tanto, la medida gubernamental fue rechazada por las organizaciones ecologistas, mientras que en el ámbito judicial se anuncian acciones de impugnación.
Durante el ciclo agrícola 2002/03, Estados Unidos, primer productor mundial de soya, sembró con variedades transgénicas 80 por ciento de su área total destinada a este cultivo. Argentina, tercer productor mundial, sin cifras oficiales, estaría cultivando 97 por ciento del área total, y Brasil, segundo productor mundial, tendría un aumento importante con la medida mencionada.
Esto significa que en pocos años, la oferta de esta semilla de los principales países productores y exportadores se tornaría casi totalmente transgénica, con lo cual, en el ámbito mundial, pasaría a ser la soya convencional.
