Biotecnología

Impacta biotecnología en agro argentino

Mientras en otros países, entre ellos México, se discute si se autoriza o no el cultivo comercial de organismos modificados genéticamente, Argentina ya los emplea y vislumbra muchas ventajas futuras para sus productores.

Esta nación, además, utiliza otras herramientas biotecnológicas como el cultivo de tejidos, donde la micropropagación ocupa un lugar destacado.

El país sudamericano logró un gran impacto en su agricultura con la obtención de plantas libres de virus mediante el cultivo de tejido, al mejorar significativamente la economía de sus agricultores, sobre todo cultivos como ajo, papa, frutas y cítricos. En muchos casos el empleo de estas técnicas también posibilitó independizarse de la importación de material libre de virus de otras naciones.

El impacto económico logrado en la producción primaria para quienes adoptaron el uso de variedades libres de virus fue considerable. En papa, por ejemplo, la productividad aumentó de 14 toneladas por hectárea (ton/ha) con variedades tradicionales a 30 ton/ha con variedades libres de virus, lo cual representó un incremento mayor de 100 por ciento de producción anual por hectárea. Otro aspecto relevante es el incremento del tipo y calidad de producto, lo que deriva en una mayor competitividad en los mercados, tanto domésticos como de exportación.

En el sector forestal, las plantaciones a partir de semilla presentan una gran variabilidad en cuanto a crecimiento, forma del árbol y volumen. Por ello, la micropropagación es una técnica ampliamente aceptada por las empresas forestales, donde a partir de individuos selectos y su posterior clonación in vitro se obtienen grandes cantidades de plantas, que se emplean en plantaciones comerciales y ensayos clonales.

Con la clonación de individuos superiores de eucalipto se evita la considerable variación genética que posee esta especie, con lo cual se logran diferencias significativas en altura, diámetro del tronco y volumen de planta, más una notable uniformidad de crecimiento. La micropropagación in vitro permite reproducir a los individuos selectos, los que posteriormente se multiplican ex vitro por microestacas. De esta manera las empresas estandarizan plantaciones operacionales con plantas de similar calidad y aptitud tecnológica de la madera, incrementando así la productividad y rentabilidad por hectárea implantada.

Clonación de vegetales

Por otra parte, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) logró clonar y mejorar numerosas especies de vegetales que son potencialmente beneficiosas para mejorar el medio ambiente, combatir plagas, desarrollar alimentos con alto valor nutricional y hasta producir medicamentos.

“Argentina, como el resto de las naciones del planeta, está inmersa en dos revoluciones: una informática y otra biotecnológica. Nosotros comenzamos con la clonación de plantas forestales, y luego continuamos con especies medicinales y aromáticas. También nos hicimos fuertes en la conservación de germoplasma”, afirmó Sandra Sharry, del Centro de Propagación Vegetal (Ceprove), dependiente de la mencionada unidad académica.

En el laboratorio del Ceprove existe un banco de conservación de germoplasma de especies forestales nativas. Consiste, básicamente, en la disponibilidad de genes que luego pueden ser usados en distintas situaciones que así lo requieran. Es el primero que se fundó en Argentina, y el único del mundo que conserva especies que se desarrollan en los talares y selvas de nuestra región.

En el Ceprove se concretó la clonación de ceibos, acacias, talas, coronillos, sombras de toro, sarandíes, cinacinas, espinas corona, entre otros. Muchos de estos ejemplares son de uso medicinal y tienen un valor estratégico. “Casi todas estas especies han sido usadas por los indígenas como remedios. Las empresas multinacionales realizan una terrible búsqueda de plantas que permitan curar enfermedades. Es algo histórico, vienen de afuera, se llevan una plantita, hacen el remedio, lo patentan y luego lo venden a millones de dólares”, explicó Sharry.

En el centro de la UNLP también se trabaja en el desarrollo de paraísos para que sean tolerantes tanto a la sal como al frío. El objetivo es que puedan crecer en la depresión de la Cuenca del Río Salado y sean una opción a la explotación del cedro, una especie muy degradada por la actividad del hombre. Otro de los proyectos, que se encuentra avanzado, es el mejoramiento genético de los álamos para hacerlos más tolerantes a las plagas que los afectan.

Largo proceso

El desarrollo de un vegetal genéticamente modificado requiere por lo menos diez años de trabajo, desde las primeras etapas de identificación del gen de interés, su clonación y caracterización molecular, para luego estudiar los aspectos relacionados con su utilidad agronómica y sus efectos sobre la salud humana; continúa la introducción del gen en el vegetal de interés comercial, hasta llegar a la última etapa de ensayos en condiciones controladas de bioseguridad.

A pesar de que Argentina no cuenta con presupuestos adecuados para la investigación, existen grupos de investigadores que han priorizado el tema y están desarrollando proyectos para la obtención de productos de segunda generación que son los denominados “especialidades” para el consumidor o la industria, como los cultivos con mayor contenido de aceite de calidad, mayor contenido de aminoácidos o vitaminas.

El punto crítico de estos trabajos son las evaluaciones de campo y de bioseguridad alimentaria, que son muy costosas –no menos de un millón de dólares–, y que sólo pueden ser desarrolladas mediante convenios con empresas privadas.

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