Pecuario y Pesquero

Apicultura, todo lo que usted desconocía de la miel

La apicultura es una actividad antigua que se practica en diferentes regiones de la República Mexicana, ya que cuenta con un gran potencial de plantas productoras de néctar y polen.

Por tradición, México es un importante productor de miel. Durante años ha estado dentro de los primeros exportadores y productores a escala mundial.

La apicultura es una actividad que representa un papel fundamental dentro de la ganadería del país, tanto por la generación de importantes volúmenes de empleo, como por constituirse en la tercera fuente captadora de divisas del subsector ganadero.

Hasta hace unos años, el consumo interno de miel era muy reducido, debido principalmente al desconocimiento de sus cualidades alimenticias y farmacéuticas. Esto dio como resultado una limitada demanda nacional, obligando a los apicultores a exportar casi el 90 por ciento de la producción nacional de miel.

Hasta hace pocos años la producción apícola nacional se encontraba directamente influida por el comportamiento del mercado internacional de la miel. Sin embargo, las acciones desarrolladas por productores y autoridades conllevaron a que en la actualidad aproximadamente 50 por ciento de la producción de miel en México sea consumida en el propio país, de ahí que la evolución de la economía nacional, en específico la de los consumidores, tenga cada vez mayor influencia sobre la producción apícola.

Comportamiento de la producción

El comportamiento de la producción de miel en México es variable. De acuerdo con cifras de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hasta 1991 México producía más de 60,000 toneladas anuales de miel y ocupaba la cuarta posición mundial como productor, después de la URSS, China y Estados Unidos. Al desmembrarse la primera, México pasó temporalmente al tercer lugar en 1992, a pesar de una sistemática disminución de su producción, justo desde ese mismo año.

En 1995, la cifra oficial estipulada por la entonces Secretaría de Agricultura (Sagar), registró que la producción de miel en ese año estuvo alrededor de las 50,000 toneladas, colocando a México como el cuarto productor mundial después de China, Estados Unidos y Argentina.

En 1999 la producción de miel fue de alrededor de 55,323 toneladas, monto ligeramente superior al registrado en 1998; pero 12.5 por ciento superior a la registrada en 1996, año en que se obtuvo la mínima producción de miel en la década de los noventa.

Durante el año 2000, la producción de miel fue de 56,844 toneladas, 2.6 por ciento más que el año precedente.

Alrededor de un 37 por ciento de la producción mexicana de miel se concentra en los 5 estados del sudeste: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, este último ha tenido el liderazgo nacional durante varios años.

Destacan también con niveles de producción importantes Jalisco, Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Puebla. Asimismo, sobresalen, con un promedio de poco más de 1,000 toneladas cada uno: Colima, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas. Reunidas estas 17 entidades representan alrededor del 90 por ciento de la producción nacional.

Exportaciones

La información disponible indica que durante 1999 México realizó ventas a 23 naciones, encabezadas por Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos, las que en conjunto absorbieron el 90 por ciento de las ventas de miel.

En los 2 últimos años se ha dado un fuerte impulso a la apertura y consolidación de mercados no tradicionales, determinándose crecimientos importantes en las exportaciones hacia países como: Suiza, Venezuela y Puerto Rico.

Como exportador, México tuvo la tercera posición mundial en 1995, después de China y Argentina. No obstante, el documento denominado Situación actual y perspectiva de la producción apícola en México 2000, contenido en la página de Internet de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), indica que los resultados de las exportaciones a la fecha son bajos, ya que al parecer el mercado externo, al ser controlado por un pequeño grupo de agentes comerciales, antepone los precios a la calidad.

El mismo documento señala que diferentes factores como el crecimiento de la demanda interna y la orientación de las compras internacionales por mieles de bajo precio, pero también de baja calidad, han motivado que las exportaciones de mieles mexicanas presenten una tendencia errática con altibajos que las ubicaron en 1999 en el orden de 19,838 toneladas, el monto más bajo registrado en los últimos 10 años.

Composición de la miel

La miel es un producto biológico de composición compleja y diversa, variando sus caracteres en función de la procedencia, las plantas que han proporcionado el néctar, el procedimiento de extracción, entre otros. No se debería de hablar de miel sino de mieles, como se habla de vinos y quesos.

1) Consistencia

Recién extraída presenta un aspecto casi líquido, como corresponde a una solución acuosa concentrada, más o menos fluida, y su consistencia aumenta con el tiempo; antes de un año de su extracción suele presentar un aspecto granuloso y se transforma en una masa pastosa, granulada y opaca.

2) Color

El color varía desde los tonos blancos hasta los pardos oscuros; existen mieles rojizas, amarillentas o verdosas, aunque predominan los tonos castaños claros o ambarinos. El color oscuro no significa que sea de calidad inferior. Por el contrario, se sabe que cuanto más oscura es la miel, más rica es en fosfato de calcio y en hierro y, por lo tanto, más adecuada para satisfacer las necesidades de los organismos en crecimiento, de los individuos anémicos y de los intelectuales sometidos a esfuerzos mentales.

La miel de color claro es más rica en vitamina A. Las mieles oscuras son más ricas en vitaminas, B1 y C.

3) Olor

El olor depende de la planta en que las abejas han recogido el néctar, así, las mieles monoflorales tienen el olor característico de la planta de que proceden.

4) Sabor

Lo mismo puede decirse del sabor que, por otra parte, es marcadamente dulce. En general, el sabor de las mieles de color claro es más suave que el de las mieles de color oscuro, que lo tienen más intenso. Independientemente de su color, la miel puede ser más o menos dulce, a veces, picante y, en algunos casos, extremadamente amarga, hasta el extremo de no poder consumirse.

5) Higroscopicidad

Es la tendencia a absorber agua y que depende en parte de la proporción de azúcares, ya que la fructosa es más higroscópica que la glucosa. Por ello, cuando se hidrata la miel, absorbe humedad de la atmósfera o por el propio proceso de envejecimiento, se puede producir una separación de fases, quedando la glucosa en el fondo, y la fructosa en una solución más acuosa en la parte superior, aumentando así el peligro de fermentación.

Composición química

La composición de la miel es variable, pero el rango de esta variación es pequeño, tanto respecto de los elementos componentes como de sus proporciones.

En su composición entran más de 70 sustancias diferentes, aunque éstas variarán en la medida en que existe una gran diversidad de mieles.

Para que el análisis de una miel sea completo habrá que tener en cuenta su origen (si es miel de monte o de pradera, la flor dominante, etcétera) y sus características organolépticas (color, consistencia, sabor, aroma, etcétera). La suma de estos componentes permitirá hablar de la calidad de la miel.

Hay siempre una composición común a todas las mieles, que se matizará según los tipos, modificando sus elementos en mayor o menor cantidad y calidad según los factores mencionados.

Las mieles están compuestas por:

• Glúcidos: alrededor de un 75 por ciento. La miel está en su mayoría constituida de glucosa y levulosa (70 por ciento), que son azucares simples, directamente asimilables por el organismo y 5 por ciento de azucares compuestos, como la sacarosa y la maltosa.

• Agua: un 20 por ciento.

• Aminoácidos esenciales, ácidos orgánicos, sales minerales y oligoelementos –como azufre, fósforo, sodio, potasio, calcio, magnesio, hierro, cobre, manganeso–, vitaminas –todas, excepto la vitamina A– y sustancias como el polen, algunas enzimas digestivas, sustancias antibióticas, entre otras.

Tipos de miel

Según su origen botánico las mieles se pueden dividir en:

a) Mieles monoflorales o uniflorales: Son aquellas en cuya composición predomina el néctar de una especie vegetal determinada, entre las varias que la componen de la que toma el nombre (miel de romero, azahar, lavanda, eucalipto, etcétera). Debe tener las características típicas propias y además el polen de dicha especie debe ser predominante.

b) Mieles multiflorales o mil flores: En su composición entra el néctar de varias especies vegetales, sin que ninguna de ellas pueda considerarse predominante.

c) Mieles de mielada: No proceden del néctar de flores, sino de secreciones de otras partes vivas de las plantas o presentes sobre ellas por la acción de ciertos insectos. Se denominan como miel de bosque o con el calificativo de la especie de origen (miel de encina, abeto, etcétera).

El principal problema, el desconocimiento

La principal limitante que enfrentan los productores para incrementar el consumo interno de la miel de abeja, es el desconocimiento por parte de los consumidores.

En la actualidad, el consumidor está acostumbrado a ver que en los comercios la mayoría de las mieles son líquidas, olvidándose, desconociendo e incluso rechazando el otro tipo de mieles, las cristalizadas, que son las que ofrece generalmente el productor, las cuales suelen reunir una serie de características superiores a las mieles líquidas.

Actualmente existe una tendencia de consumir alimentos naturales y el consumo de la miel ha aumentado en todo el mundo. Esta situación ha favorecido la comercialización de productos que no son miel y tienen la apariencia y se comercializan como tales adicionándoles el olor y sabor.

Por otra parte también se expenden algunos jarabes con el nombre de miel que desorientan al consumidor. Diferenciar una miel auténtica de otra que no lo es constituye una tarea muy difícil para el consumidor, ya que no existe ninguna garantía de la autenticidad del producto que se compra, y por otra parte el consumidor mexicano está acostumbrado a ver miel líquida en frasco, esto facilita al comerciante la adulteración y la venta de jarabes como miel.

Para el consumidor común la mejor recomendación que se le puede hacer es adquirir miel cristalizada pues este fenómeno es un proceso natural de la miel debido a que es una solución sobresaturada de azúcares que en condiciones de buen almacenamiento, a temperaturas de 18 a 25 grados centígrados, cristaliza rápidamente.

Algunas mieles poseen cristales finos que le dan la apariencia de mantequilla, otras con cristales gruesos que parecen solución de piloncillo pero conservan su olor y sabor característicos.

En conclusión, la miel es buena y saludable, oscura y clara, líquida o cristalizada y se puede adquirir directamente con los apicultores y comercios de prestigio, lo que nunca debe olvidar es que si no cristaliza, es que fue calentada o quizá no sea miel.

Propiedades nutritivas

La miel es un dulce natural y un alimento que sobrepasa en poder energético, es decir, como fuente de calor y energía a todos los demás alimentos naturales.

La miel posee la mayoría de los elementos minerales esenciales para el organismo humano. Se constata la presencia de fósforo, hierro, calcio y cobre.

También se han encontrado en ella: magnesio, azufre, yodo, cloro, potasio y un conjunto de oligoelementos esenciales para el organismo como manganeso, silicio, boro, cromo, aluminio, litio, plomo, estaño, titanio, cinc y cadmio.

Su complejo vitamínico se centra en las vitaminas A (antixeroftálmica), E (de la fertilidad) y K (antihemorrágica). También ha sido descubierta vitamina C. Asimismo, aparecen en la miel sustancias coloides de muy diferente naturaleza como materias proteicas, partículas de cera, granos de polen, enzimas, hormonas y antisépticos.

¿Qué es la miel?

La miel es una sustancia alimenticia producida por las abejas domésticas con el néctar de las flores o de las secreciones azucaradas procedentes de partes vivas de las plantas o que se encuentran sobre ellas, a las que añaden diversos fermentos y enzimas existentes en su tubo digestivo, los cuales transforman estos azúcares.

Es un incomparable producto natural que los seres humanos conocen y consumen desde hace miles de años, que mejora el sabor de los alimentos y con innumerables propiedades medicinales y alimenticias.

Propiedades medicinales

La miel está estrechamente ligada a la salud. Algunos de los trastornos que pueden tratarse con miel son: abscesos gingivales, asma, bronquitis, calambres, cansancio, nerviosismo, embriaguez, dentición dolorosa, digestión difícil, estreñimiento, heridas, incontinencia, migraña, laringitis, quemaduras, ojos irritados, tos, varices, entre otros.

No obstante, se recomienda seriamente a la gente que padece asma o alergias que no tomen miel o jalea real, tras haberse producido varias muertes y enfermedades severas.

Asimismo, la miel es una sustancia básica en cosmética por sus excelentes virtudes en el cuidado del aspecto personal. Su acción emoliente es evidente, y a ésta se une un gran número de propiedades antisépticas y revitalizantes.

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