En México, las mujeres rurales representan el 29 % de la fuerza laboral y son responsables de más del 50 % de la producción nacional de alimentos
Redacción 2000 Agro
México.— En México, las mujeres en el medio rural enfrentan una severa marginación y, a pesar de ello, son responsables de más del 50 por ciento de la producción nacional de alimentos, representando el 29 por ciento de la fuerza laboral, afirmó el secretario general de la Central Campesina Cardenista (CCC), Max Correa Hernández.
Respecto al acceso a la tierra, señaló que en el país solo hay 139 mil ejidatarias, lo que representa apenas el 17.5 por ciento de mujeres con derechos parcelarios o de uso común; además, aunque realizan el mismo trabajo que los hombres, las mujeres con un trabajo remunerado ganan hasta un 28 por ciento menos respecto a los hombres.
Sin embargo, el panorama es más desfavorable para las mujeres jornaleras, “pues el trabajo de muchas de ellas no es remunerado dado que los dueños de plantíos y capataces consideran que su mano de obra es solo una suma del trabajo de su pareja”, apuntó el líder de la CCC, en el marco del Congreso Estatal de la Central Campesina Cardenista en San Luis Potosí.
En su oportunidad, la secretaria de la Juventud de la CCC, Laura Cruz, señaló que el Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para “visibilizar a las mujeres como artífices de la historia y hundir sus raíces en la lucha plurisectorial por participar en la sociedad en pie de igualdad, siendo la igualdad un derecho humano tanto para hombres como para mujeres”.
Recordó que en el medio rural viven 14.1 millones de mujeres, de las cuales el 90 por ciento realiza actividades de agricultura y 10 por ciento realiza trabajos de ganadería.
“Atender a las mujeres brindando equidad de desarrollo representaría un aumento del 30 por ciento en la producción de alimentos”, agregó, ya que es en el medio rural donde se refleja en mayor medida la hambruna y la pobreza extrema, debido a las cargas de trabajo sin remuneración, y a la carga de trabajo fuera del hogar, pero menos remunerado que los hombres y por tanto con menos ingreso.
Con base en lo anterior, exigió al gobierno federal cumplir con su promesa de transversalizar la perspectiva de género en las políticas públicas y que se materialice en acciones de gobierno concretas y tangibles.
Asimismo, demandó la regularización de la tenencia de la tierra para campesinas y acceso a seguridad patrimonial y programas de capacitación, desarrollo y consolidación de empresas para mujeres que permitan estimular el talento, la capacidad productiva y el derecho a la vida digna de las mujeres.
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