Pese a la compleja situación que atraviesa la economía mexicana después de la pandemia, con un dólar extrañamente bajo, que parece perjudicar más de lo que beneficia a la población, el sector agroalimentario se mantiene como uno de los grandes pilares para la generación de divisas vía exportación. La calidad de los productos, tanto cosechados como industrializados, principalmente los enviados a Estados Unidos y Canadá mediante el T-MEC, mantiene la salud del sector.
Prueba de ello es lo que mostramos en el presente número, hablando del estado de Michoacán, como una potencia agrícola nacional, que entendió este nuevo mercado y se enfocó en el cultivo de frutos y hortalizas de alto valor, como ocurre principalmente con el aguacate y los berries y, aunque no es el mayor productor agrícola nacional, en cuanto a volumen, sí lo es en cuanto a ingresos.
Así como ocurre con los espárragos, que son una de las hortalizas mejor apreciadas no solo en Norteamérica, sino en todo el mundo.