Agroindustria

Valle de Mexicali factores de éxito en exportación de hortalizas

Luego de las maquiladoras, en Baja California, la producción de hortalizas para exportación ocupa el primer lugar en la balanza comercial del estado y emplea 40 por ciento de la población económicamente activa (PEA) que se localiza en el sector agrícola.

La producción de hortalizas en el Valle de Mexicali, Baja California, es una de las principales actividades económicas de la región y se sitúa como una gran generadora de empleo y divisas.

Los principales cultivos agrícolas del Valle son: cebollín, vid, espárrago, trigo, algodón y alfalfa. De las 230,000 hectáreas susceptibles de cultivo en esta zona se dedican alrededor de 160,000 a la producción agrícola, de las cuales 65,000, equivalentes a 41 por ciento, se destinan al trigo; 25,000 (15.7) al algodón; 51,500 (32.5) a los forrajes y 12,000 (7.4) a las hortalizas. En cuanto a volumen se producen 97,000 toneladas de hortalizas que representan 6.3 por ciento de la producción total del Valle, el trigo aporta 26.6 y los forrajes 57 por ciento.

Dadas las condiciones climatológicas de la región, 60 por ciento de la superficie sembrada de hortalizas, se cosecha en el ciclo otoño-invierno. En el Valle se producen más de 30 variedades, entre las que destacan el cebollín, espárrago, rábano, lechuga, ajo, cebolla bola, melón,  apio, sandía, zanahoria, cilantro, calabacita, col, tomatillo, rapini, espinaca, betabel y leek, entre otras.

La producción cobra auge en la década de los setenta a raíz de la caída en los precios internacionales de las fibras naturales. En 1965, las hortalizas sólo aportaban 0.7 por ciento del valor de la producción del Valle, en la actualidad aportan cerca de 37 por ciento del valor.

Ventajas para la exportación

En la región del Valle de Mexicali destaca la producción de cebollín para exportación. Aquí se produce casi la totalidad del cebollín que exporta México, gracias a sus tres tipos de ventajas:

• Ventaja absoluta: está referida a su cercanía con el principal mercado del producto que es Estados Unidos, de esta manera se minimizan los costes de transporte y acceso al mercado.

• Ventaja comparativa: está dada por el precio de la mano de obra, en la cual, este cultivo es intensivo en comparación con otros productos agrícolas.

• Ventaja competitiva: permite a los productores alcanzar el liderazgo en calidad y costos en el mercado internacional. Combina una serie de factores como calidad, diferenciación y comercialización del producto.

Calidad

Para poder acceder un fruto y mantenerlo en un mercado destino, el productor nacional debe cultivar bajo las mismas condiciones que un productor de dicho mercado, además de cumplir con las normas de calidad, sanidad, uso de plaguicidas y fertilizantes.

La larga permanencia en el mercado internacional ha permitido a los productores adecuar la oferta del producto a la demanda del mercado, mediante el cumplimiento de las normas de calidad que éste les impone. Este acceso al mercado internacional exige una producción estandarizada, la cual sólo se alcanza mediante el uso de modernos paquetes tecnológicos.

Estacionalidad

El posicionamiento de las hortalizas del Valle de Mexicali, particularmente el cebollín, ha llevado a los productores a buscar la concurrencia en el mercado más allá del ciclo otoño-invierno, con el fin de consolidar la oferta durante un periodo más largo. Esto ha permitido a los productores conservar y satisfacer el mercado de Estados Unidos durante todo el año y no sólo temporalmente.

Comercialización

En la cadena comercial de las hortalizas se distinguen cuatro eslabones: los productores en México, los puntos de embarque, el mercado de mayoristas y el de minoristas. En el caso del cebollín, 80 por ciento de las empresas productoras utilizan intermediarios para vender a embarcadores y mayoristas; y sólo 20 por ciento de la producción se comercializa con los minoristas.

Del precio pagado por el consumidor en el mercado, 25 por ciento es para los productores y 75 por ciento restante se distribuye en la cadena de comercialización. Existe la necesidad de que el productor acceda directamente a los últimos eslabones de la cadena, incremente su participación en las exportaciones, reduzca el intermediarismo, incremente la competitividad y consecuentemente, oferte un mejor precio.

Diversificación

Actualmente no basta un solo producto para competir en el mercado internacional. La combinación de los productos ofertados tiene como resultado un mejor precio, ya que se amplía la capacidad de negociación del productor.

Planeación

Los productores realizan esfuerzos para planificar la superficie sembrada y contrarrestar la sobreproducción y en consecuencia la sobreoferta. Esta medida ha tenido efectos favorables para la estabilidad del mercado; sin embargo, el incremento en la productividad ha detonado un incremento en la oferta del producto con el consecuente impacto en la reducción del precio.

Según un análisis del mercado de cebollín de exportación producido en el Valle de Mexicali, éste se enfrenta a un mercado maduro que sólo permite la introducción de 400,000 cajas por semana para no desplomar el precio por una sobreoferta. Una vez superado este volumen, el precio cae en el mercado motivado por la falta de elasticidad de la función de oferta.

Competitividad

Aunque el subsector hortícola mexicano ha presentado un fuerte dinamismo en la generación de empleos y divisas, la producción de hortalizas se considera como un subsector en retroceso.

Durante el periodo 1990-1999 el subsector hortícola perdió participación en la estructura de las exportaciones del país. En 1990, las exportaciones de hortalizas representaban 3.57 por ciento del total de las exportaciones del país y para 1999 sólo alcanzaron 1.50 por ciento.

Inocuidad

Ante el surgimiento de un consumidor exigente, la inocuidad se plantea como una necesidad primordial para que los productos hortícolas sean aceptados. El cumplimiento de buenas prácticas agrícolas y las adecuadas prácticas de manufactura en el proceso de empaque, son elementos fundamentales para que una empresa certifique sus productos bajo condiciones de inocuidad.

Sin embargo, en México no existe un organismo certificador reconocido por gobiernos de otros países a los que se exportan hortalizas. Actualmente, la certificación es realizada por empresas de Estados Unidos y el programa de inocuidad alimentaria implica un costo adicional para los productores mexicanos; así también, la inversión que las empresas mexicanas realizan para acondicionar sus instalaciones son altas, lo que no permite a pequeños productores poner en marcha el programa, y ello ocasiona un desplazamiento en el mercado.

Conclusiones

Actualmente es sumamente difícil para los productores mexicanos disminuir costos para competir en precio ante el surgimiento de nuevos programas como el de inocuidad alimentaria, que les obliga a mejorar su estructura productiva, realizar nuevas inversiones e incrementar su productividad. El problema no radica en alcanzar estos objetivos, sino en la falta de apoyo institucional para el sector.

En México, la producción de hortalizas para exportación requiere de la apertura de nuevos mercados, la diversificación y transformación de la producción, una intensa campaña que logre posicionar productos mexicanos en el extranjero y de un gobierno comprometido con la defensa de los intereses de sus productores; que les apoye en la definición de estrategias para alcanzar y mantener la competitividad de sus productos en el mercado internacional.

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