Biotecnología

Bichos: Ecologistas vs. depredadores

Como una lucha entre el bien y el mal, organismos nocivos y benéficos para los cultivos se enfrentan entre sí para obtener la medalla de la sobrevivencia. Los científicos han descubierto la forma de controlar a los primeros con la introducción de los segundos, y así evitar afectaciones a la agricultura, que van desde pérdidas parciales hasta totales.

Hoy, muchos agricultores prefieren el empleo de sustancias químicas para el control de plagas o enfermedades, ya que éstas son de efectos inmediatos y múltiples, pero en el largo plazo los organismos nocivos crean resistencias, lo cual obliga a aumentar la aplicación de insecticidas y, por tanto, se incrementan los costos.

Los especialistas han ubicado enemigos naturales que combaten fauna dañina en forma efectiva si las tareas se realizan de manera sistemática, ordenada e integral.

El control biológico o biocontrol está siendo inducido por la demanda de productos inocuos para la salud humana y para el medio ambiente, sobre todo a partir de la aprobación de la Ley de Inocuidad Alimentaria en Estados Unidos, lo que está cambiando las prácticas agrícolas de los exportadores mexicanos obligándolos a modificar sus formas de labranza para que sus productos cumplan con las nuevas normas.

En este sistema los enemigos naturales de una especie atacan a otra específica, sin afectar otro tipo de fauna, lo que reduce daños colaterales para el ecosistema. Tampoco tienen efectos nocivos en la salud humana o de animales que no sean los enemigos naturales.

Sin embargo, una de las grandes desventajas del biocontrol es que si se requiere atacar varias plagas a la vez se necesita una especie para cada organismo nocivo. En el caso del control químico a veces basta con una, pero los efectos negativos en el largo plazo son mayores.

El empleo de microbios para controlar a los microorganismos patógenos de plantas (fitopa-tógenos) es una forma más de biocontrol. También se aplican microorganismos para evitar los daños a cultivos ocasionados por heladas y la pudrición de los frutos ya cosechados.

Además de utilizar los microorganismos para el control de plagas agrícolas y enfermedades de las plantas, se usan también para el control de la mosca doméstica y de distintos mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue y el paludismo. Los nematodos también forman parte de los métodos de control biológico.

Controles precisos

La producción de microbios, esporas de hongos o de bacterias, virus o nematodos para el control de plagas debe realizarse con estrictos cuidados a fin de garantizar su esterilidad, por lo que es necesario controlar la temperatura, el pH y la cantidad de oxígeno, para que su desarrollo sea satisfactorio.

El Bacillus thuringiensis requiere la formación de la proteína tóxica que se encuentra en forma de protoxina. Es importante destacar, señalan los especia-listas, que sin una tecnología de procesos adecuada y control de calidad, los productos obtenidos no garantizan su funcionamiento en campo y la distribución y uso de los mismos puede destruir la credibilidad del agricultor en el biocontrol.

Un fenómeno que se ha dado en México es el surgimiento de recetas caseras y empresas que mezclan distintas plantas, ajo y chiles para producir bioinsecticidas, pero estas combinaciones son más bien repelentes de insectos, que son aceptados por los agricultores ya que hay una gran necesidad de productos alternativos a los insecticidas químicos tradicionales para controlar plagas y enfermedades que son resis-tentes a los agroquímicos tradicionales.

Las empresas de agroquímicos nacionales y extranjeras, están buscando tecnologías para fabricar agrobiológicos porque consideran que en pocos años las ventas de sus productos tradicionales se derrumbarán.

Los conocedores prevén que el biocontrol se extenderá a otros campos y cobrará importancia en las tecnologías poscosecha para impedir la pudrición de frutos, en la producción pecuaria para el control de parásitos externos y en el sector salud para el combate de vectores transmisores de enfermedades. También es probable que se incremente el uso de microorganismos para el control de malezas.

Debido a la presión que existe en contra del uso de los cultivos transgénicos, es probable, por ejemplo, que en el caso del maíz, las plantas transgénicas resistentes a insectos sean sustitui-das en México por el manejo integrado de plagas y se intensifique el uso no sólo de insectos benéficos, sino también de microorganismos.

Formas de control biológico

Control biológico clásico: los enemigos naturales son capturados en su lugar nativo para introducirlos en zonas donde se desea combatir a los organismos nocivos. La reducción de estos últimos se da en el largo plazo. La experiencia muestra mejores resultados en cultivos perennes como árboles, viñedos, plantas ornamentales y bosques. No existe una garantía total, pero la clave para el éxito en casi todos los proyectos de control biológico es el descubrimiento y la importación de enemigos naturales que produzcan altos niveles de parasitismo o depredación en los lugares nativos de la plaga. Otro aspecto que debe tomarse en cuenta y que puede convertirse en una desventaja es la adaptación de los enemigos naturales al clima del nuevo lugar, búsquedas adecuadas y habilidades de utilización que les permitan descubrir y controlar la plaga cuando todavía la abundancia es poca.

Control biológico conservador: el objetivo fundamental es promover la abundancia de enemigos naturales, lo que implica cambiar un insecticida con amplio espectro por la táctica es-pecífica de las especies o por un insecticida de bajo espectro y cambiar el tiempo de aplicación del insecticida para evitar ex-poner a los enemigos naturales, por lo que se debe proveer de espacios alternativos para que tengan alimentación y un lugar seguro para reproducirse o hibernar.

Control biológico aumentativo: existen dos tipos de tácticas, el control inoculativo y el control inundativo. Cuando las prácticas temporales de agricultura interfieren directamente con los enemigos naturales o con la habilidad de los huéspedes o la población de las presas, los enemigos naturales podrían verse reducidos a tal grado que no podrían alcanzar el incremento requerido por el cre-cimiento rápido de plagas y prevenir daños causados por éstas a los productos antes de la cosecha.

El control inoculativo puede ser usado para dirigir estos problemas temporales que son típicos de un sistema anual de cultivos, como el caso de las papas. Los enemigos na-turales pueden ser introducidos poco antes de que inicie la temporada, para darles tiempo a reproducirse y disminuir las plagas antes del ciclo de la cosecha. Se emplea para el control de plagas en muchos sistemas de invernaderos.

El control inundativo es diferente de las estratégicas clásicas e inoculativas, ya que la liberación de enemigos naturales es la parte activa del control. Las liberaciones a gran escala de enemigos naturales son hechas y repetidas varias veces durante el ciclo de la cosecha.

Antecedentes

• En 1942 se usó un himenóptero para controlar la mosca prieta de los cítricos.

• En 1961 se combatió a la mosca pinta o salivazo de los pastos (Aeneolamia postica) y a una plaga del algodón (Antonina graminis) con un insecto depredador (Zelus mubilais) y dos parasitoides (Anagirus antoninae y Dusmetia sanguani).

• En la primera mitad de la década de 1990 se utilizaban en Sinaloa insectos depredadores y parasitoides para el control del barrenador de la caña de azúcar, y Bacillus thuringiensis (Bt) para el control de gusano alfiler en tomate.

Biocontrol

El uso de los organismos antagonistas, competidores, patógenos, parásitos o depredadores de insectos, para controlar a las poblaciones de insectos plaga, se denomina control biológico o biocontrol, y se basa en el hecho de que los insectos se vuelven plaga cuando su población aumenta más allá del umbral ecológico, debido a la desaparición de sus enemigos naturales, por lo que al restaurar la población de éstos, los insectos plaga serán atacados y su población disminuirá. Al disminuir la población del insecto que se había convertido en una plaga, disminuye también la población de sus enemigos naturales y se establece un equilibrio entre ellos.

El uso de sustancias tóxicas en México se ha multiplicado en los últimos años y el consumo de plaguicidas se incrementa anualmente a razón de 10 por ciento, mientras que el de las sustancias tóxicas y peligrosas aumenta en más de 30 por ciento; lo que ha permitido que el número de productos que entran en contacto con la población, se incremente en más de seis veces. Por lo anterior resulta necesario modificar las prácticas agrícolas para no deteriorar la salud de los mexicanos, preservar el hato ganadero y conservar el medio ambiente.

Fuentes: Fundamentos de la biotecnología moderna,
Cibiogem, UNAM, Conacyt, entre otros.
www.iicasaninet.net
www.tni-nti.com

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