El inicio de operaciones de una planta de ensamblaje de la empresa AGCO, sumado a la presencia en la entidad de la compañía New Holland, proyectará a Querétaro como un fabricante de maquinaria agrícola
Querétaro, México.─ La construcción de una planta de ensamblaje de la empresa AGCO en Querétaro coadyuvará para que el estado se consolide como uno de los principales fabricantes de maquinaria agrícola en el ámbito nacional, consideró el secretario de Desarrollo Agropecuario de la entidad, Manuel Valdés Rodríguez.
Luego de que la firma alemana anunciara —la semana pasada— una planta con capacidad instalada para cinco mil tractores anuales, el funcionario habló de la urgencia de que se fabriquen componentes agrícolas a partir de las necesidades de la región.
De acuerdo con el titular de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (Sedea), el inicio de operaciones de una planta de ensamblaje de la empresa AGCO, sumado a la presencia en la entidad de la compañía New Holland, proyectará a Querétaro como un fabricante de maquinaria agrícola.
“Sería muy importante tener mayor variedad y amplitud, aprovechando la experiencia metalmecánica que se tiene en el estado”, sostuvo.
El funcionario indicó que quienes se dedican a la industria agropecuaria ven una perspectiva de recuperación en el sector, lo que implica nuevas inversiones en la producción de maquinaria.
“La experiencia que tenemos con la instalación de otras plantas en la región nos ha permitido incidir en necesidades muy particulares de la zona; esto ha hecho que se puedan diseñar implementos y maquinaria adecuados para las condiciones de Querétaro”, expuso Valdés Rodríguez.
El sector manufacturero, según información del gobierno estatal de Querétaro, aporta 27 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la entidad, lo que se traduce en seis mil 480 millones de dólares.
Para el cierre de 2014, se proyecta un crecimiento del sector de 6 por ciento.
La manufactura genera un promedio anual de 11 mil empleos, según datos de la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Querétaro.
Fuente: El Economista
