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Perose requieren tambiénapoyospara

esta práctica, incluyendo la capacitación

para la aplicación de criterios de selec-

ciónde lapartede laproducciónqueserá

utilizada como semilla; incluso pueden

establecerse mecanismos de produc-

ción de semillas en el ámbito comunita-

rio, que permitan suministrar semillas de

calidad en el ámbito local. Y se requieren

tambiénestrategiaspara laconservación

de esta semilla, que con frecuencia se

pierde por falta de condiciones idóneas.

Comomencionéantes, en laENA2014,

se refiere que el 82 por ciento de las uni-

dadesdeproducciónutilizasemillacriolla.

Por tanto, esnecesarioatender estenicho

con políticas y programas específicos,

como son los programas de fitomejora-

AGROINDUSTRIA

miento participativo, los bancos comuni-

tariosdesemillas y losprogramasdepro-

ducción local de semillas, con la asesoría

y capacitación que permita aprovechar

y potenciar la amplia agrodiversidad de

nuestropaís.

Las variedades nativas tienen una am-

plia base genética, loque les permite res-

ponder mejor a condiciones adversas de

clima,suelo,conmenoresrequerimientos

de manejo o insumos complementarios.

Pero el que sean variedades que conser-

van los agricultores—conservando así la

diversidad— no significa que no se pue-

dan realizarmejoras que les beneficien.

El fitomejoramientoparticipativoesuna

formadecolaboracióncercana, dinámica

y flexible entre investigadores y agriculto-

res, donde éstos pueden formar parte de

lasdecisionesen laselecciónymejorade

las variedades.

Este tipo de esquemas, junto con la

conservación, producción e intercam-

bio de semillas en forma local o regional,

permite integrar las capacidades de las

instituciones, con la experiencia de los

agricultores, facilitando la innovación y

respetando el conocimiento tradicional,

asegurando la adopción de los resulta-

dos de la investigación en forma natural

e inmediata.

Es importante considerar que la pro-

ducciónobtenidapuedealcanzar incluso

un mayor valor que el producto conven-

cional, al responder a nichos específicos

demercado, con la diferenciación de sus

características, yen losqueesnecesario,

una vezmás, contar con instrumentosde

política propios.

Los centros de investigación y ense-

ñanza desarrollan variedades para estas

regiones y las zonas de transición, pero

no siempre cuentan con los recursos e

instrumentospara laproduccióndesemi-

llas y la transferenciade tecnología, por lo

que lasalianzaspúblico-privadas resultan

cada vez más necesarias paramejorar la

ofertadesemillasy facilitar laadopciónde

mejores tecnologías.

Los retos que enfrentan la agricultura

y el desarrollo rural ante la demanda de

alimentos, el cambioclimático, laatención

de demandas específicas, entre otros

factores, requieren disponer de semillas

adecuadas en su calidad y capacidad de

adaptación.

Para ello los instrumentos de política

deben coadyuvar a la promoción en el

uso de semillas de calidad, facilitar la

transferencia y adopción de tecnología, y

establecer acciones a la medida confor-

me las condiciones regionales, tecnoló-

gicas y culturales para el usode semillas.

* Santamarina y Steta, SC

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