Agroindustria

Chapingo alerta extinción de cultivos mexicanos por importaciones

2000 Agro/Redacción

Investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo, especializados en producción de alimentos básicos, alertaron que se avecina un “aniquilamiento” de la cultura alimentaria mexicana y la pérdida de cultivos originarios, como efecto de tres décadas de importación de alimentos procesados y costumbres culinarias ajenas a la idiosincrasia de los mexicanos.

Alimentos como: maíz, frijol, café, vainilla, trigo, coco, piñón o pitahaya, así como plantas medicinales, estarían en peligro de extinción como cultivos nacionales de no impulsar su producción en el campo ya que las importaciones se aumentan de manera acelerada, sentenciaron los profesores de la máxima casa de estudios en materia agronómica del país.

Durante el “Foro de Análisis de Resultados del Programa Especial de Extensión y Vinculación Universitaria de la UACh”, los especialistas se manifestaron a favor del rescate de semillas, granos básicos, hortalizas, oleaginosas, frutos y plantas medicinales nativas para su producción masiva; por reactivar los esquemas de almacenes nacionales de depósito de alimentos y por el fortalecimiento del mercado interno a fin de aumentar el consumo de alimentos mexicanos que combatan pandemias como el cáncer, la obesidad y la diabetes, entre otros.

Pedro Ponce Javana, subdirector de la universidad, destacó que estos problemas son comunes tanto en la zona urbana como en la rural del país aunado a la marginación de los pueblos originarios y la existencia del 50 por ciento de la población en pobreza extrema y dependencia alimentaria.

Por ello, dijo, “es urgente que la Universidad Autónoma Chapingo levante la voz, no solamente hay que estar en la contestataria, hay que hacer propuestas que puedan contribuir al desarrollo rural sustentable”.

Los agrónomos enfocados en diversas áreas de la producción rural, coincidieron en señalar que la problemática es resultado de un abandono gubernamental hacia el campo ante la apertura comercial de las décadas 1980 y 1990, así como de la migración constante de las nuevas generaciones y la creciente dependencia a los programas asistencialistas. El investigador Humberto Castro García expuso que la producción nacional de frijol fluctúa entre 1.1 a 1.5 millones de toneladas anuales, además bajó el consumo per cápita de frijol.

Indicó que la década de los ochenta estaba en alrededor en 19 kilos por cada mexicano al año, sin embargo en los últimos años se reportan consumos de ocho a nueve kilos el consumo promedio por habitante.

“Entonces al disminuir esa parte, prácticamente estamos produciendo el frijol que necesitamos, sin embargo hay importación de frijol y esos excedentes han provocado que el precio del frijol vaya a la baja, afectando a los productores mexicanos.”

Además, esta baja en el consumo tiene una repercusión en la salud ya que los frijoles tienen altos contenidos de fibra, proteína y sustancias antioxidantes que atacan células cancerígenas, evitan la diabetes y la obesidad.

Por lo que respecta al maíz, dijo que el panorama no es nada alentador si consideramos que existen 10 compañías que controlan más del 65 por ciento del mercado mundial de semillas comerciales, y esto puede empeorar si en México no se impulsa el consumo de especies nativas como el de hojeros para tamales, pozolero, tlayudero, totopero, forrajero y tortillero.

Sobre el café, grano que en su momento fue el segundo generador de divisas para México, Esteban Escamilla Prado declaró que la cosecha 2015-2016 fue la más baja en los últimos 50 años.

Informó que ahora “tristemente tenemos que importar café de Centroamérica para poder cumplir con la demanda nacional cuando México, en su mejor momento, llegó a producir seis millones de sacos y ahora la producción quedó en 2.3 millones de sacos y el mercado nacional requiere 2.7 millones”.

Por lo que respecta al tema medicinal y de herbolaria, la investigadora Ameyali Hernández Hernández sostuvo que en México se consumen medicamentos de síntesis química que pueden solucionar alguna enfermedad, sin embargo también ejercen efectos secundarios adversos.

Indicó que de acuerdo con investigaciones, en México existen más de cinco mil plantas medicinales nativas de las cuales algunas pueden servir para la elaboración de fitomedicamentos como el “Ojo de Gallina”, planta que controla la ansiedad, el insomnio y el nerviosismo, por lo que se podría hacer un medicamento, sin embargo no existe la materia prima que demanda la producción de ese fitomedicamento porque casi no se cultiva.

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