Agroindustria

Marchas en todo el mundo contra la multinacional Monsanto

En Canadá, Argentina, Alemania, Ecuador, Paraguay, Brasil, Perú, Japón, Filipinas, y en el propio territorio de EU, se desarrollaron marchas para protestar contra la empresa

El lunes 17 de setiembre fue la fecha elegida por miles de organizaciones en todo el mundo, para protestar contra la empresa Monsanto, emblema en todo el mundo de la manipulación transgénica de semillas y utilización de agrotóxicos.

En las principales ciudades de Canadá, Argentina, Alemania, Ecuador, Paraguay, Brasil, Perú, Japón, Filipinas, y en el propio territorio de Estados Unidos, se desarrollaron marchas para protestar contra la empresa Monsanto.

La más importante se celebró en la sede principal de esta multinacional, en Sant Louis, estado de Missouri, donde fue fundada en 1901 por John Francis Queeny, comenzando con la distribución de sacarina y luego con el negocio de plásticos y resinas. En la década de 1970, Monsanto se dedicó a la fabricación de herbicidas, actividad que constituye hoy su principal negocio, junto a la producción de semillas genéticamente modificadas, como la soya transgénica.

Agente naranja

En los años sesenta del siglo pasado, junto a Dow Chemical y otras empresas, Monsanto fue contratada por el gobierno de Estados Unidos para producir el “agente naranja”, poderoso herbicida que fue utilizado en la guerra de Vietnam produciendo la devastación de la selva vietnamita y las cosechas, con un doble objetivo: privar a los vietnamitas de alimento y, como estrategia militar, destruir la vegetación selvática, que era un refugio seguro para los combatientes del Vietcong (el ejército de los vietnamitas que luchaban contra la ocupación estadounidense).

Esta poderosa arma biológica causó aproximadamente 400 mil muertes y pérdidas de miles de hectáreas de regiones selváticas, más unos 500 mil nacimientos de niños con malformaciones, además de las bajas y la contaminación en los soldados del propio ejército estadounidense.

No sólo en Vietnam ha dejado su marca letal la empresa Monsanto, en la ciudad de Bhopal, India, en 1984, un escape de gas tóxico de una fábrica de pesticidas perteneciente a esta compañía, y posteriormente adquirida por Dow Chemical, dejó miles de muertos y damnificados.

Decenas de juicios

En el propio territorio estadounidense, así como en Francia y otros países, Monsanto ha debido afrontar decenas de juicios, por las consecuencias en la salud y la vida de las personas que viven cerca de sus fábricas, ya sea por contaminación de las aguas (Anniston, Alabama) o por la utilización de herbicidas (Lyon, Francia).

Más recientemente, Monsanto ha debido enfrentar en Brasil una millonaria demanda por el cobro indebido de patentes por el uso de sus semillas transgénicas y sus herbicidas.

En este caso, los accionantes no protestan por las consecuencias en el medio ambiente o en la salud de las personas, sino porque durante varios años debieron pagar un 2 por ciento de su producción a Monsanto, hasta que un juez de primera instancia de Río Grande do Sul y la propia Suprema Corte de Justicia de Brasil dictaminó que esa patente había vencido y por ello se le reclama que no cobre más las patentes, y que devuelva los montos percibidos indebidamente.

Jornada de protesta

La jornada del 17 de septiembre fue convocada desde hace varias semanas, principalmente a través de las redes sociales, pero también por otros medios más tradicionales (afiches, campañas, difusión de organizaciones de campesinos y ambientalistas, etc.), con la consigna principal de rechazar la proliferación de semillas transgénicas, organismos genéticamente modificados (OGM) y agrotóxicos.

La marcha principal tuvo lugar en Saint Louis, la principal sede de Monsanto, y fue convocada hace tres semanas bajo el nombre de Occupy Monsanto, en una clara referencia al movimiento Occupy Wall Street, surgido hace un año para protestar por el accionar de los bancos y el sector financiero en Estados Unidos y que hace algunos días sufrió nuevos arrestos por parte de la policía estadounidense.

Unas 50 ciudades estadounidenses fueron escenario de marchas contra Monsanto, la mayoría de ellas frente a las puertas de las sedes de la empresa o de los laboratorios que trabajan con ella. En algunos casos, los activistas lograron parar por un día entero la entrada y salida de camiones con semillas.

Fuerte derrota

En América Latina, las movilizaciones más importantes se hicieron en Paraguay y Argentina. En tierra guaraní, la convocatoria coincidió con la llamada “Semana de la Semilla”, organizada por movimientos campesinos en defensa del uso de semillas nativas y criollas, frente al accionar de las multinacionales agrícolas. Es que luego del golpe de Estado que derrocó al presidente Fernando Lugo, el presidente de facto, Federico Franco, liberó la comercialización de semillas genéticamente modificadas que antes estaban prohibidas.

Así, hace algunos días, la Comisión Nacional de Bioseguridad (Combio), permitió el uso de las variedades de maíz transgénico VT Triple Pro, NK 603, MON810, que pertenecen a Monsanto, el BT11 de Syngenta y el TC1507 de Dow AgroSciences. De esta forma, se abre el camino para que se siembren un millón de hectáreas paraguayas con maíz transgénico, en un país donde 2 por ciento de la población más rica posee 80 por ciento de la propiedad de la tierra, y que luego del golpe de Estado contra Lugo, esta relación se está modificando a favor de los terratenientes más poderosos.

La liberación de estas semillas transgénicas representa una fuerte derrota para los movimientos campesinos, porque se incrementan las tierras cultivadas con semillas modificadas por su resistencia a terrenos inhóspitos. En la “Semana de la Semilla”, las organizaciones sociales y campesinas intentan oponerse al modelo de los agronegocios, proponiendo “construir mecanismos de socialización de la diversidad productiva, tanto campesina como indígena”.

Fuente: Diario La Arena

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