Agroindustria

Tuna, “oro verde” sinónimo de rentabilidad

El incremento de la producción con base en lo anterior ha abierto los mercados internacionales a la tuna mexicana, de la cual los productores poblanos exportan el 10 por ciento de su cosecha. La variedad que alcanza mejores precios es la roja, con un precio promedio de cinco mil pesos la tonelada, 20 por ciento más que el de la tuna blanca.

De acuerdo con información de la Secretaría de Desarrollo Rural del gobierno de Puebla, en 2010 se exportaron ocho mil 100 toneladas de tuna, de las cuales siete mil 100 se comercializaron en Estados Unidos, específicamente en McAllen, Chicago, Los Ángeles, Atlanta, Detroit y Nueva York; mil en Canadá, en Toronto y Montreal; 300 en el mercado europeo, en Holanda, Alemania, Bélgica, Francia e Italia, y 100 toneladas en la República de Chile.

A estos mercados, la tuna es exportada en fresco, previamente seleccionada y encerada para ofrecer un producto homogéneo, con un empaque y etiquetado especiales.
Respecto a la producción nacional, 90 por ciento se comercializa, principalmente, en los mercados locales de Puebla, ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Tijuana, Durango, Saltillo, Villahermosa, Tlaxcala y Veracruz.

Asimismo, Puebla destaca por ser la única entidad del país en producir —y exportar— tuna orgánica, cultivada en una superficie de diez hectáreas. Las variedades de tuna orgánica son roja y amarilla, están certificadas por el International Federation of Organic Agriculture Movements (IFOAM) y tienen como destino los mercados europeo y canadiense.

“Aunque todavía es un nicho de mercado muy pequeño y los rendimientos de la tuna orgánica son menores, con alrededor de 12 toneladas por hectárea, debemos fomentar su producción, ya que en el mercado internacional el precio de ésta es 50 por ciento mayor a la tradicional”, apuntó Carpio Flores.

Otro aspecto que debe trabajarse de manera precisa y focalizada —abundó— es la promoción del consumo de tuna, atendiendo un nicho de mercado muy interesante, que es el de los alimentos funcionales, resaltando las cualidades nutracéuticas de este fruto, ya que de acuerdo con estudios científicos, los compuestos fenólicos que poseen la tuna y el nopal aportan beneficios antiinflamatorios, antialergénicos, cardioprotectores y anticancerígenos, gracias a sustancias como las betalaínas.

Actualmente, en México el consumo per cápita de tuna es de 3.5 kilos; sin embargo, de incrementarse en por lo menos 500 gramos el consumo por persona, prácticamente el total de la producción de tuna de Puebla podría venderse de manera inmediata, consideró el presidente del Comité SP Nopal–Tuna.

“El mercado comercial mundial de la tuna sólo está explotado un 10 por ciento. Sin embargo, hay condiciones para seguir incrementando superficie de manera organizada, planeada, con las variedades adecuadas para exportar.

“México tiene la gran ventaja de contar con alrededor de 50 variedades de diferentes colores: rojas, moradas, amarillas, naranjas, ‘chapeadas’, por mencionar sólo algunas. Entonces, debemos aprovechar nuestro potencial productivo y el hecho de que cada vez más los consumidores demandan variedad en los alimentos”, destacó el representante del SP Nopal–Tuna.

Al referirse a los retos que enfrenta la agroindustria de la tuna, Carpio Flores consideró que el principal objetivo debe ser incrementar la superficie de producción, pero de forma ordenada, produciendo las variedades que demanda el mercado y con el respaldo de esquemas de comercialización como agricultura por contrato, que den certidumbre a los productores.

“A nivel nacional, 50 mil productores están vinculados con el cultivo de nopal y tuna. Sin embargo, el comité únicamente reúne a 40 mil productores de 12 estados. Por ello, considero que el reto como agroindustria es organizarnos e integrarnos todos para fortalecer cada eslabón de la cadena productiva, principalmente la producción, ya que ésta no ha sido aprovechada en su totalidad.

“Podemos tener tuna todo el año; aunque hoy Puebla produce sólo durante ocho meses y otros estados únicamente tres meses, la diversidad de microclimas en el país abre la posibilidad de garantizar la producción de tuna de enero a diciembre, ofertando tunas de diferentes variedades y colores, producidas en distintas regiones y en cualquier época del año.”

Por lo anterior, en Puebla se lleva a cabo un proyecto para incrementar en 300 hectáreas el área de cultivo de nopal–tuna en la zona mixteca, cuya producción será destinada prácticamente en su totalidad a los mercados de Canadá y Europa, bajo el esquema de agricultura por contrato.

De acuerdo con el presidente del Comité SP Nopal–Tuna, este modelo productivo puede replicarse a escala nacional, para tener programado —y garantizado— el abasto de tuna tanto para el mercado nacional como de exportación.

Sin embargo, consideró que el incremento de la producción requiere dar continuidad a la tecnificación de los sistemas de producción agrícola, principalmente aquellos relacionados con infraestructura hidráulica, como captación de agua, represas y riego por goteo, así como agricultura protegida mediante la incorporación de mallas antigranizo.

Además, como parte de los requerimientos para la certificación orgánica de la tuna, los productores han incorporado al proceso de cosecha maquinaria que convierte los residuos poscosecha en un abono orgánico, que es reintegrado a los suelos y los humidifica y fertiliza al mismo tiempo.

En esta zona, donde escasea el agua, esta maquinaria es una herramienta fundamental para mantener la humedad de las parcelas y que aporta otros beneficios al reincorporar los residuos orgánicos a los suelos, como ahorros en aplicación de fertilizante de entre 25 y 40 por ciento y mejoramiento en la calidad de los suelos.

“Además de disminuir el fenómeno migratorio campo–ciudad, la producción de tuna ha contribuido a mejorar la calidad de vida de los productores y sus comunidades, mediante el mejoramiento de servicios públicos, como alumbrado, drenaje, alcantarillado, adoquinamiento, pavimentación, servicios de salud, etcétera. Hace 20 años esta región estaba olvidada, era polvo, tierra y nopales. Hoy cuenta con toda una infraestructura para ser un agronegocio rentable”, concluyó Carpio Flores.

*agro@3wmexico.com

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