Agroindustria

Uva de vino, Arrigoni piensa en nuevas soluciones para la protección frente al cambio climático 

  • El Grupo prosigue su investigación junto con la Universidad de Palermo para evaluar las mejores soluciones para las quemaduras

2000Agro/Redacción

En los últimos años, los eventos climáticos extremos y las altas temperaturas, que a menudo causan perjuicios irreversibles a los cultivos, han puesto a dura prueba a todo el sector vitivinícola.

En respuesta a estas dificultades, el Grupo Arrigoni refrenda su enfoque innovador ante el problema y por su importante inversión en investigación y desarrollo, que ha permitido hallar soluciones novedosas, como las gamas Iride y Fructus, ya adoptadas con éxito por varias bodegas, entre las que se encuentra la empresa Terre dei Pallavicini, de Roma.

Estos sistemas de protección salvaguardan la vid no solo frente a aves, insectos, granizo, heladas, sol y viento, sino que también brindan un microclima y unas condiciones de crecimiento mejores. Todo ello, además, contribuye activamente a determinar la futura calidad del vino. 

Según un estudio realizado por el instituto nacional francés de investigación agronómica (INRA) y publicado en 2020 en la revista científica estadounidense PNAS, si en el plazo de 2050 las temperaturas medias ascendieran dos grados centígrados más, el 56 por ciento de las actuales regiones vitivinícolas del mundo se verían perjudicadas.

El estudio, concretamente, se concentró en las variedades internacionales más cultivadas, entre las que se encuentran cabernet-sauvignon, merlot, chardonnay, pinot negro, riesling y syrah, que representan el 35 por ciento de las superficies vinícolas del mundo y entre el 64 y el 87 por ciento en Australia, Chile, Francia, Nueva Zelanda, Suiza y Estados Unidos. 

Para Arrigoni, por tanto, surge la necesidad urgente de neutralizar los inevitables cambios que el calentamiento global del planeta está creando en la vid y, en consecuencia, en el vino producido. La empresa ha detectado dos grandes tipos de riesgo a este respecto.

El primero está ligado a las fluctuaciones climáticas anuales, que pueden determinar vendimias con notables variaciones cuantitativas y cualitativas. El segundo tipo de riesgo, en cambio, está relacionado con los cambios climáticos en el planeta, que desencadenan un proceso de migración del cultivo a áreas de producción no tradicionales. 

Fructus, en particular, es la gama de coberturas antigranizo concebida por Arrigoni para los productores de uva y en general para la fruticultura, que puede contribuir de modo decisivo tanto para sortear las adversidades atmosféricas, como para amparar estos cultivos de otras potenciales amenazas.  

Iride®, en cambio, es la línea que garantiza una sólida protección frente al granizo, así como ante las aves, gracias a su red con mallas de elasticidad ligera que, por sus características intrínsecas, se adapta a un sinfín de instalaciones. 

El testimonio directo de la eficacia de estas soluciones nos lo ofrece Giulio Senni, administrador delegado de la empresa agrícola “Terre dei Pallavicini”, de Colonna (Roma), una de las mayores y más antiguas bodegas romanas. “En nuestra empresa producimos vino desde 1670 y hoy disponemos de unas setenta hectáreas de viñedos”, explica Senni.

Cultivamos sobre todo variedades de baya blanca, como la Malvasia Puntinata, y creemos decididamente en el relanzamiento de las variedades autóctonas. En los últimos años hemos asistido a temperaturas muy elevadas, con picos devastadores para la viña. Esto provoca retrasos vegetativos y quemaduras. Más aún, algunas patologías se ven aceleradas por la crisis climática y por el estrés de las vides.

Fotografía: Arrigoni

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