En respuesta a la consulta realizada por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), para realizar experimentos con maíz transgénico en México, organizaciones campesinas, sociales, científicos y ambientalistas dieron el grito de “independencia genética” para rechazar la experimentación.
Nancy Herrera
Organizaciones campesinas procedentes de Jalisco, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Michoacán, Chihuahua, Puebla, Tlaxcala, Morelos e Hidalgo, participantes en la Red de Defensa del Maíz, manifestaron que el cultivo transgénico representa una amenaza a su cultura.
“Este maíz es necesariamente una amenaza a nuestras variedades tradicionales. La contaminación de nuestras semillas es una ofensa al corazón de nuestros pueblos indios”, argumentó Pedro Turuseachi, campesino de la Sierra Tarahumara.
Por su parte, Verónica Villa, del grupo ambientalista ETC, señaló que la pretendida introducción de maíz transgénico sería “un regalito del sexenio que termina en medio del caos político que prevalece en el país”.
En contraste con el estudio firmado por el Instituto Nacional de Ecología (INE) y la Comisión Nacional para la Biodiversidad, presentado en 2005, en el que se afirmaba que ya no había contaminación genética en Oaxaca la Red en Defensa del Maíz aseguró haber encontrado contaminación en nueve estados, al norte, sur y centro del país, mediante muestreos realizados en el mismo año.
Comenzamos a ver que muchas milpas campesinas presentaban deformaciones que nunca se habían visto anteriormente, “realizamos un muestreo y encontramos que el 11 por ciento están contaminadas”, acusó Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano.
La entrada de transgénicos atenta contra la soberanía alimentaria ya que orilla a los campesinos a depender de las multinacionales y las semillas patentadas. “Tan sólo 10 empresas controlan actualmente la mitad de mercado mundial de semillas patentadas y solamente seis la totalidad de los transgénicos”, argumentó Alberto Gómez, de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA).
Sumado a ello, la científica Elena Álvarez Buylla, del Laboratorio de Genética Molecular de la UNAM, señaló que “no existen razones técnicas o científicas que justifiquen las siembras experimentales a campo abierto de las líneas de las compañías semilleras y si implican riesgos importantes”.
El tipo de maíces transgénicos que se pretende aprobar son obsoletos “incluso bajo las condiciones óptimas para su siembra en Estados Unidos, en donde no han aumentado los rendimientos de maíz, se requiere de una mayor cantidad de agrotóxicos y están generando la aparición de plagas resistentes a pesar de la estricta regulación de Estados Unidos”, puntualizó.
Fuente: Teorema
