Biotecnología

Sinaloa busca exportar maíz para etanol

CULIACÁN, SIN. (MÉXICO).— Los agricultores de Sinaloa, que cosechan más de cinco millones de toneladas de maíz blanco, fincan su sobrevivencia en una estrategia de apoyos a las exportaciones de excedentes y su uso en la elaboración de bioenergéticos y pasta vegetal con 26 por ciento de proteínas para sustituir las importaciones de ese alimento para el ganado.

Sin embargo, también exigen al gobierno federal que establezca una política de control de precios en los insumos —semillas y fertilizantes—, así como en el costo de las trillas y el transporte a los centros de acopio, entre otros servicios al campo.

Así, con la desgravación a las importaciones del maíz de Canadá y Estados Unidos, de acuerdo con la segunda fase del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los campesinos de Sinaloa se preparan para una competencia desigual.

Para ello, diseñan sus estrategias para enfrentar a productores de esos dos países donde las siembras de grano son extensivas en superficies, por la humedad por el deshielo, créditos blandos y proyecciones de precios garantizados. Sinaloa, primer productor de maíz blanco para la elaboración de la tortilla, tiene proyectada una producción de más de cinco millones de toneladas para la cosecha que inicia en junio próximo. De esa cifra tiene pactadas ventas con los nixtamaleros y harineros por tres millones de toneladas y otras 900 mil las colocará en el sector pecuario en Sonora.

Sin embargo, el futuro de más de un millón de toneladas de excedentes está en espera de que se permita su uso como alimento para ganado y como materia prima para plantas de etanol que se construyen en Sinaloa.
Según el secretario de Promoción Agropecuaria del estado, Jorge Kondo López, hay ambigüedad en la Ley de Bioenergéticos al señalar que sólo se pueden usar como materia prima los excedentes para elaborar etanol.

Kondo López considera que no es posible sacrificar el ingreso del productor cuando éste tenga excedentes de maíz blanco y se le obligue a almacenarlo para beneficiar la cadena alimentaria, sin ningún tipo de estímulo y apoyos.

Según los investigadores, de cada cien kilos de grano procesado en las plantas para elaborar combustible ecológico se obtienen 33 kilos de pasta con 26 por ciento de proteínas, lo que permitiría cubrir las cien mil toneladas de proteína vegetal que se importan para la ganadería local.

Para los campesinos, la industrialización de sus cosechas, plantea la mejor alternativa para subsistir, puesto que por cada peso que inviertan ganarán tres pesos por los valores agregados.

Luis Vázquez Borbolla, secretario general de la Liga de Comunidades Agrarias, indicó que el atractivo precio que se obtuvo el año pasado para el maíz, de 2,350 pesos la tonelada (700 pesos por encima de las estimaciones al inicio de siembras), propició que se incrementara la superficie de cultivo; recordó que de 1990 a 1996 el precio pasó de 630 pesos la tonelada a 1,680, lo que trajo en Sinaloa el abandono de otros productos para caer en el monocultivo.

El Universal Online

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