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Comida basura de bajo precio, un obstáculo para las dietas saludables

El director general de la FAO aboga por políticas públicas que aborden la obesidad y el sobrepeso al intervenir en una reunión técnica en el Vaticano

El sistema alimentario globalizado no está proporcionando las dietas que las personas necesitan para llevar una vida sana, sino que contribuye a la obesidad y el sobrepeso, en especial en los países que importan la mayoría de sus alimentos, aseguró el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva.

El problema está muy extendido en los pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico, que tienen que importar la mayor parte de sus alimentos, con tasas de obesidad que van desde más del 30 por ciento de la población en Fiji hasta el 80 por ciento entre las mujeres en Samoa Americana. En al menos diez países insulares del Pacífico, más del 50 por ciento (y en algunos hasta el 90 por ciento) de la población tiene sobrepeso. El consumo excesivo de alimentos industrializados importados con alto contenido de sal, sodio, azúcar y grasas trans es la causa principal de esta situación.

Las estimaciones indican que hoy en día dos mil 600 millones de personas tienen sobrepeso y que la prevalencia de la obesidad en la población mundial ha aumentado desde el 11.7 por ciento en 2012 al 13.2 por ciento en 2016.

Apuntó a la mayor disponibilidad y accesibilidad a variedades de alimentos energéticos, con un elevado contenido en grasa, azúcar y sal, cuyas ventas se han visto impulsadas por intensas campañas de mercadotecnia y publicidad.

Sin embargo, el consumo de estos alimentos baratos tiene un alto costo para la sociedad, ya que la obesidad supone un factor de riesgo para muchas enfermedades no transmisibles, como las dolencias cardíacas, derrames cerebrales, diabetes y algunos tipos de cáncer.

Los gobiernos deberían además alentar la diversificación alimentaria y facilitar el acceso al mercado de productos locales de la agricultura familiar, por ejemplo, con programas de alimentación escolar que vinculen la producción local con los almuerzos escolares, impulsando así la economía local y a la vez que se promueven dietas saludables para los niños.

El director general de la FAO indicó igualmente que los acuerdos comerciales deben diseñarse de manera que hagan que los alimentos nutritivos locales sean más baratos de producir, mientras se restringe la llegada de alimentos baratos importados con alto contenido en grasas, azúcar y sal.

También hizo hincapié en la importancia de la educación, incluidos los planes de estudios escolares que enseñen a los niños sobre la cocina sana y la elección de alimentos saludables, y un mayor acceso a la información para los consumidores para promover la conciencia de elegir una dieta más sana.

A su vez informó a los participantes sobre dos conferencias internacionales sobre inocuidad alimentaria que tendrán lugar a principios de 2019: una convocada por la Unión Africana, la FAO y la OMS en Addis Abeba; y otra organizada conjuntamente por la FAO la OMS y la OMC sobre inocuidad, normas y comercio alimentario que se celebrará en Ginebra.

El taller desarrollado en el Vaticano contó con participantes gubernamentales, del mundo académico, la sociedad civil e instituciones internacionales.

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