Pecuario y Pesquero

México no es autosuficiente en la producción del lácteo; sin embargo, cada vez hay más vacas y menos productores

Los animales venían de la cuenca lechera de Tizayuca, Hidalgo, una zona en la que los ganaderos aseguran estar a punto de la quiebra porque producir un litro del lácteo cuesta 4.50 pesos, y se los compran de 3.60 a cuatro pesos.

Las dos vacas fueron ordeñadas en la vía pública con la advertencia de que tirarían su producto, pero al final, los ganaderos, que representaban a 12 estados, convocaron a las personas para regalarles la leche.

Las ubres fueron utilizadas como medida de protesta en la ciudad de México. Los productores argumentaron que el incremento reciente en el precio del maíz agravó la situación de los lecheros. El Universal comenzó a investigar qué ocurre en el país con la producción de leche, quién es el más explotado, quién saca la mayor parte por su venta. Qué ocurre en el espacio monetario entre los precios de producción y los de comercialización que ofrecen las empresas Nestlé, Lala y Alpura, entre otras. ¿Quién fija el pago?

Quizá lo del maíz fue sólo la punta del iceberg que permitiría mostrar la enorme crisis de producción de alimentos básicos en la que se encuentra sumido el país. Esta serie comienza con el problema actual en el conflicto lechero y su contexto.

Déficit de producción

México produce 10 mil cinco millones de litros de leche anuales, según Sagarpa, el equivalente a 137 veces el lago de Chapultepec o llenar casi dos veces un recipiente del tamaño del Estadio Azteca, pero consume 14,880 millones de litros al año. Así que hay un déficit de 47.9 por ciento.

El país no es autosuficiente en la producción del lácteo; sin embargo, cada vez hay más vacas y menos productores. Se estima que de 300 mil que había en 1995, hoy quedan 150 mil.

En 1994 costaba 2.60 pesos producir un litro de leche y lo pagaban a 3.20. Actualmente, el pago máximo por litro de leche es de cuatro pesos. En 12 años el pago al ganadero por litro aumentó casi un peso, mientras que el año pasado, el litro de leche al público subió igual monto.

Por eso, los representantes del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche —una organización que nació en 2004 como alternativa para obtener mejores condiciones de los pequeños ganaderos del país— amenazaron con tirar un millón de litros si no había una respuesta para negociar un mejor precio.

Y ante la imposibilidad de hacerlo con las principales empresas lecheras, se encauzaron a presionar al gobierno.

Por suerte la amenaza no se pudo llevar a cabo porque el miércoles 15 de febrero, dos días antes del plazo previsto, se realizó una reunión intersecretarial en la que participaron autoridades de la Secretaría de Agricultura, la Confederación Nacional Ganadera, vaqueros de Aguascalientes, Querétaro, Coahuila, Durango, Hidalgo, Jalisco, Tlaxcala Veracruz y Zacatecas, así como Jesús Galván Muñoz, director de Liconsa, el mecanismo social del gobierno que desde hace más de 50 años se ha encargado de importar leche en polvo —de Estados Unidos y Nueva Zelanda— para llevarla a los sectores más necesitados, a los que hoy llaman personas en “pobreza patrimonial”.

Los precios internacionales de la leche también obligaron a Liconsa a hacer movimientos.

Aumento de precio

El producto permaneció casi cinco años y medio con el mismo costo; sin embargo, en noviembre lo incrementaron de 3.50 a 4.50 pesos.

Y el mes pasado lo redujeron a cuatro pesos en venta al público. El organismo recibió 430 millones, autorizados por el Congreso como subsidio para compensar. Liconsa —que compra el producto lácteo a 10 mil productores del país en 3.60 pesos— se convirtió en el único camino viable para los más de 20 mil pequeños ganaderos agrupados en el frente desde 1994.

“Existió la voluntad de intentar resolver, pero también sabemos que por otro lado están los industriales y, a final de cuentas, los tratan como si fueran sus patrones”, dice el presidente del frente, Álvaro González Muñoz.

El hecho es que los pequeños ganaderos argumentan un precio de costo-producción en promedio nacional de 4.50 pesos y todos los sectores pagan por debajo, tanto Liconsa como los industriales. “Teníamos la esperanza de que con los argumentos que le dimos del costo-producción promedio nacional hubiera una respuesta”, dice Antonio Salim Saldívar, miembro de la mesa directiva para “resolver la emergencia lechera”.

“Pedíamos que se reuniera Sagarpa como cabeza de sector y Sedesol como encargada de Liconsa. Los recursos ahí están y siempre nos han estado confundiendo”, agrega.

El diputado Francisco Domínguez Servién, presidente de la comisión especial de Ganadería, les dijo que iba a subir al pleno un punto de acuerdo que le permitiría a la industria maniobrar. “Quieren sacar recursos extraordinarios para darles a los industriales la oportunidad de mejorar el precio. Por qué no le manda ese dinero a Liconsa (son 150 millones de pesos) para que amplíe su padrón de compra a mejor precio. O para deshidratar la leche y poderla almacenar en polvo, en lugar de rechazarla cuando hay un excedente del producto mexicano. Sabemos que hay otros 870 millones de pesos para algún programa de fomento lechero, por qué ponerlo otra vez en manos de los industriales.”

El diputado argumentó: “Nosotros no podemos obligar a una empresa a que les compre más caro.” Pero le dijimos que el gobierno es dueño de Liconsa que pone tres millones y medio de litros diarios en el mercado a un precio que nos quiebra.

Las propuestas

“Si Liconsa sube el precio, resuelve de entrada el problema de 10 mil productores y, a la vez, se convierte en una verdadera competencia para los monopolios. No queremos subsidio, queremos que el gobierno nos permita utilizar Liconsa para hacerle frente a los industriales”, asegura.

Incluso se han atrevido a hacer una propuesta que no suena tan descabellada, ante su desesperación de ver que Liconsa podría ser privatizada. Ven como solución adquirir Liconsa. Y su plan es: vender a los más necesitados la leche a 3.50 el litro y al otro sector menos necesitado a 6.50. “Con este mecanismo se lograría un precio promedio de 4.50 pesos por litro y le ahorraría el subsidio al gobierno.

“Queremos que el gobierno se ponga la camiseta, de lo contrario desaparecerán los pequeños productores. Los industriales están haciendo creer que Liconsa es el enemigo de los lecheros porque compra leche en polvo y desequilibra el mercado al venderla barata, pero creemos que ellos la quieren comprar”, dice Álvaro González.

Luis Ignacio Durán, director de comunicación social de Liconsa, dice: “Más que una vacilada, son buenas intenciones de los ganaderos, pero la empresa no está en venta para nadie. Es un programa social y no un programa ganadero.”

El jueves pasado el diputado panista Francisco Domínguez se comprometió a platicar con Liconsa y con representantes de la Secretaría de Agricultura para tratar que una adquiera leche mínimo a cuatro pesos y que la otra apoye a los ganaderos con la entrega de 50 centavos por litro. Les dio otra opción de subsidio. Los ganaderos insisten: “Nosotros no queremos subsidio, lo que queremos es que paguen un precio justo.”

Mientras, los lecheros inconformes aseguran que en los próximos días tirarán 30 mil litros y regalarán otros 30 mil en plazas públicas de 12 estados y en la ciudad de México. Si no hay respuesta, para el 20 de marzo tirarán un millón de litros y se sacrificarán algunas vacas. Quizá las vacas de la cuenca de Tizayuca, Hidalgo, serán trasladadas al monumento a la Revolución para que sus ubres sirvan como bandera de protesta.

Fuente: El Universal, La Vanguardia

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