Sector Rural

Disminuye hambre en Nigeria

De la estación lluviosa a la seca: el apoyo sostenido da respiro a los campesinos en el noreste de Nigeria

Por primera vez desde el comienzo de la crisis originada por el grupo Boko Haram, el hambre ha disminuido de forma considerable en el noreste de Nigeria.

En los tres estados devastados por la violencia, el número de personas que se enfrentan al hambre aguda se ha reducido a la mitad desde junio/agosto, pasando de 5.2 millones a 2.6 millones de personas, según el último informe de evaluación de la situación alimentaria.

Se trata de un gran progreso, que ha sido posible gracias a una mejor situación general de seguridad y la ampliación de la ayuda humanitaria y el apoyo a más largo plazo para los medios de vida por parte del gobierno y sus socios.

El informe advierte, sin embargo, que sin una ayuda sostenida y oportuna, esos buenos resultados podrían malograrse rápidamente; más de 3.5 millones de personas pueden verse de nuevo enfrentadas a una grave inseguridad alimentaria —incluida la hambruna— para el próximo mes de agosto.

Para ayudar a las comunidades vulnerables (poblaciones desplazadas internamente [PDI], retornados y comunidades de acogida) a mantenerse durante la última temporada de lluvias (junio-septiembre, cuando las reservas de alimentos son bajas), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) suministró caupí, maíz, mijo, sorgo, semillas de hortalizas y fertilizantes para un millón de personas.

Ahora, mientras se acerca la temporada de la recolección y las comunidades viven la transición a la estación seca y a una nueva fase de siembra, la FAO está iniciando la distribución de semillas de hortalizas, material agrícola, fertilizantes y equipos de riego a unas 780 mil personas en los tres estados afectados por la violencia.

En Yobe —uno de estos tres estados— los campos que rodean las aldeas viven un gran bullicio vestidos de color amarillo, con los campesinos recolectando el último mijo y sorgo que amontonan en ordenados manojos. El olor de cultivos recién cortados flota en el aire.

Todos participan en la recolección: los niños cortan la parte superior del mijo, las mujeres lo trillan y los hombres lo atan en haces y lo llevan a casa. Para muchos de ellos, se trata de la primera vez que tienen alimentos suficientes para comer.

Al apoyar a las comunidades de acogida a sembrar durante la temporada de lluvias, la FAO brinda a la vez ayuda a las poblaciones desplazadas y sin tierra que pueden así trabajar en los campos y obtener ingresos.

En el noreste de Nigeria, dejando de lado la violencia, los agricultores han experimentado muchas dificultades en los últimos meses; algunos han tenido que enfrentarse a un periodo de sequía, y otros a inundaciones. Algunos incluso con infestaciones de plagas que acabaron con sus cultivos.

El apoyo sostenido —de la estación lluviosa a la seca— desarrolla la resiliencia de las comunidades vulnerables, fortalece su capacidad para producir cultivos básicos y comerciales, y reduce la necesidad de ayuda alimentaria.

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