Tecnología

Agricultura de conservación, una nueva forma de producir alimentos

Por: Pedro Antonio Maldonado Ríos*
Foto: Cortesía Consejo Poblano de Agricultura de Conservación, AC

Mi segundo encuentro con la “cero labranza” ―luego del primero en la Costa de Chiapas en 1982— fue en la región de Selci Lama, Perugia, Italia, en 1985. Al igual que muchos técnicos que trabajamos en campo, me costó mucho entender el concepto, pero al ver cómo los italianos siembran entre piedras y suelos muy delgados (condiciones similares a las de la península de Yucatán, por ejemplo), me di cuenta que el problema de los mexicanos (me incluyo) radica en que somos incrédulos y temerosos de la innovación.

Nos sentimos cómodos con lo tradicional y hemos sido testigos mudos del progreso de la agricultura de conservación en varios países latinoamericanos que nos han superado en muchos aspectos, como Costa Rica, Brasil, Venezuela y Argentina.

La agricultura de conservación es más que dejar de alterar el suelo con el excesivo paso de maquinaria para labranza: es un sistema que combina la menor perturbación del suelo, deja el rastrojo sobre la superficie del suelo y requiere llevar a cabo rotación de cultivos.

Es decir, lo que para muchos agricultores es un suelo sucio y mal trabajado, para los innovadores es un acto de conciencia para recuperar la fertilidad natural del suelo, conservar el agua, evitar la erosión y vivir en armonía con la naturaleza al reducir la contaminación dejando de liberar bióxido de carbono (CO2) al ambiente.

Para México, lo paradójico es que en el caso de la agricultura de conservación, uno de los organismos más importantes en el mundo, dedicado a la promoción, investigación y asesoría en esta materia es el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).

¿Saben dónde está la sede mundial del Cimmyt? En México. ¿Sabían que aquí se genera mucha de la tecnología dirigida a la agricultura de conservación y que en la estación experimental El Batán, ubicada en Texcoco, Estado de México, desde hace 25 años se siembra bajo este sistema?

Increíblemente, del Cimmyt, para el mundo, se “exporta” este conocimiento a países que sí han sabido mantener la mente abierta y que, por lo tanto, han progresado gracias a esta técnica. Ejemplo de ello son la India, Nepal y Bangladesh, países con más de tres millones de hectáreas cultivadas mediante agricultura de conservación en apenas un periodo de siete años, de 1998 a 2005.

En México los técnicos, agricultores, empresas privadas y funcionarios públicos hemos visto pasar este gran “barco de progreso” y conservación de recursos naturales perdiendo el tiempo desde hace más de 25 años con apenas 23 mil 800 hectáreas cultivadas bajo agricultura de conservación, aunque esta cifra de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) parece extremadamente alta y fuera de la realidad.

Empero, con el objetivo de atender y prevenir el cambio climático en el sector agropecuario y pesquero, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) anunció la puesta en marcha de una serie de acciones para reducir en 2012, las emisiones de bióxido de carbono en 7.83 millones de toneladas.

De acuerdo con la Sagarpa, para lograr esta meta el programa de agricultura de conservación será aplicado en 259 mil hectáreas, de las cuales ya se ha logrado un avance –destaca la dependencia– de 178 mil 300 hectáreas, entre 2008 y 2010.

Pero, ¿dónde están dichas hectáreas? Por favor, si alguien lo sabe, comparta esta información con quienes estamos fomentando la agricultura de conservación en el campo mexicano y nos sentiremos muy alentados a seguir con esta labor.

En este sentido, productores y especialistas llevamos a cabo un importante movimiento de agricultura de conservación —liderado por el Cimmyt— en Chiapas, Oaxaca, en los Valles Altos de la República Mexicana, en el Bajío y en el Pacífico Norte, que busca fomentar la adopción de este sistema a través del conocimiento, capacitación y esfuerzos vinculados para crear un mayor impacto.

Durante 2010, tan sólo en Puebla se establecieron 19 parcelas demostrativas de agricultura de conservación en cultivos como maíz y sorgo, con resultados benéficos que redujeron en 35 por ciento los costos de producción por hectárea y generaron utilidades de hasta 11 mil 500 pesos por hectárea.

Para 2011, esperamos que el gobierno estatal ratifique la firma de un convenio de cooperación con el Cimmyt para dar continuidad al sistema de innovación tecnológica denominado hubs (nodos o redes de excelencia, denominados así en analogía con aquellos de las aerolíneas) y difundir la agricultura de conservación en la región de Valles Altos.

La estrategia del Cimmyt tiene como objetivos desarrollar, difundir y perfeccionar la tecnología de la agricultura de conservación como base de los sistemas sostenibles de producción, mediante la implementación de una red de hubs en zonas agroecológicas clave.

Este método crea un punto central desde donde se promueve la interacción entre los diferentes actores de la cadena de producción y se establecen enlaces estratégicos entre los sectores público y privado, a fin de articular estructuras y planear acciones para un proceso de cambio e innovación duradero.

En lugar del clásico sistema de transferencia lineal de extensión de tecnologías —donde los productores y demás actores agrícolas trabajan aisladamente— se propone un esquema donde el agricultor es el principal detonante del cambio y de la vinculación con los demás involucrados en la agricultura. Con base en lo anterior, el plan es establecer cinco módulos y 12 parcelas de extensión.

Sin embargo —y aunque para muchos miembros del sector agrícola aún no es prioritaria la conservación del suelo y agua, así como los sistemas de producción sostenibles— la invitación está abierta, sólo es cuestión de cambiar la mentalidad y es que quizá la resistencia al cambio se deba a que las mayores exigencias recaen en los agricultores.

Vamos a sumar esfuerzos y actuar con humildad —no con sumisión—, reconociendo que podemos trabajar en equipo. ¿Quién levanta la mano y dice yo? De no sumar y vincular esfuerzos, sólo contaremos con que sigan llegando del extranjero personas serias y comprometidas con la noble labor de producir alimentos, más preocupados por el campo mexicano que quienes nacimos en él.

* Profesional técnico en Maquinaria Agrícola, especialidad FAO-CECTI-FIAT Trattori. Consultor en mecanización agrícola, Consejero técnico del Consejo Poblano de Agricultura de Conservación, AC.
Correo electrónico: acpoblano@yahoo.com.mx, pamr8288@gmail.com

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