Agroindustria

Apoyos virtuales para arroz

El balance sexenal para el arroz puede ser un ejemplo de que no todo lo positivo se traduce en beneficios. El periodo de gobierno que concluyó fue benévolo en cuestión de apoyos y recursos para productores del cereal, sin embargo esto no generó el crecimiento del sector; por el contrario, en los últimos años se experimentó una baja en la producción y un considerable abandono del cultivo.

Los apoyos otorgados en estos últimos seis años, permitieron que los productores de arroz en México se ubicaran casi al nivel de los estadounidenses. Los arroceros nacionales obtuvieron subsidios del orden de 17 por ciento, donde se incluyen precios especiales en insumos, diesel agropecuario o energía eléctrica, además de los recursos otorgados por el Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo); el arrocero de Estados Unidos recibe subsidios de 18 por ciento, afirma Víctor Reyes Bank, presidente del Consejo Campechano del Arroz.

A pesar de esta cortina de bondades, el sector arroz no ha crecido. En 1998 el padrón fue integrado por 14,500 productores; para 2005 únicamente permanecen dos mil de ellos, según reporta Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) en su revista Claridades.

“Algo está funcionando mal, en ningún sexenio se habían otorgado tantos recursos al campo; nos dan los apoyos pero no se ha levantado al sector. Tal vez tenga que ver con la incapacidad de bajar esos recursos”, opina Víctor Reyes.

El valor del arroz es algo que afecta en mayor medida a los productores. Los industriales pretextan baja calidad del producto para justificar la reducción del mismo. En 2003 hubo una disminución del precio en el campo, lo cual favoreció a la industria que por cada 100 pesos de ahorro obtuvo 18 millones de ganancias, tomando en cuenta que la cosecha de ese año fue de 18 mil toneladas.

El industrial es quien define generalmente los precios para este cereal y los productores no tienen injerencia en ese sentido. En años anteriores se ha tratado de establecer matrices de cálculo, similares a las de otros países, para determinar los precios del arroz tomando en cuenta los actores del mercado internacional y la Bolsa de Chicago, pero “siempre es interpretado como a nuestros industriales y líderes les conviene, lo que mantiene los precios por debajo de lo justo dañando al productor”, afirma Reyes Bank.

El precio objetivo se fijó en 2,200 pesos, lejos de poder constituirse en un ingreso real para el agricultor, fue empleado por la industria para disminuir el precio que paga al productor primario, sin que la Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa) pudiera fijar las reglas claras, señala el productor campechano.

Un productor de arroz de riego recibió del industrial 1,600 pesos por tonelada en promedio; pero en algunas partes del país el costo para producir cinco toneladas del cereal es de ocho mil pesos, sin incluir el terreno, el equipo y la mano de obra.
Para el productor, cultivar arroz implica seis meses de trabajo, riesgos y la obtención del precio más bajo en la cadena del cereal, mientras que el industrial, quien lo procesa y comercializa en la mitad de tiempo, obtiene seis mil pesos por tonelada y el comerciante en 30 días lo vende en nueve mil pesos por tonelada. Aunado a esta suerte el agricultor no es sujeto de crédito como el industrial y el comerciante, lo que reduce sus posibilidades de crecimiento.

Este panorama ha propiciado que gran número de arroceros abandonen el cultivo del cereal, lo que repercute en la producción nacional. Al comenzar el sexenio la producción fue de 351,447 toneladas (ton), y para el año 2005 fue de tan sólo 291,149 ton, según datos obtenidos del Servicio de Información y Estadística Agroalimentaria y Pesquera (Siap).

Por otro lado, las importaciones este año llegaron a ser de 90 por ciento respecto a la demanda de un millón de toneladas.

El arroz blanco importado de Estados Unidos puede alcanzar un precio en anaquel de cinco pesos por kilogramo; el grano grueso mexicano se vende en ocho pesos kilo. También compramos al exterior otras clases como el arroz integral, blanco delgado, blanco general, quebrado y palay, de este último nuestro país produjo únicamente 27 por ciento e importó 70 en 2004, según las últimas estadísticas del Consejo Mexicano del Arroz.

Los arroceros señalan que se tienen los recursos pero mientras no se encuentren los mecanismos correctos para que la Sagarpa, industriales y productores fijen un precio de cosecha adecuado y consensuado, el sector arroz no podrá crecer.

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