Agroindustria

¿Conviene invertir en tomate de invernadero?

La respuesta puede ser positiva si consideramos que la producción de tomate en México está orientada en gran medida a la exportación, principalmente al mercado estadounidense.

Dentro de las importaciones de tomate que realizó el vecino país del norte en 2001, nuestro país aportó alrededor del 80 por ciento, según la Comisión para la Investigación y la Defensa de las Hortalizas.

El organismo, integrante de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (Caades), refiere que en la última década la exportación nacional se ha situado en un promedio de 600 mil toneladas de tomates tipo bola y 45 mil del tipo cherry.

Este panorama es optimista, pero nunca hay que perder de vista que la producción de tomate para exportación requiere múltiples cuidados y debe cumplir con las exigencias de calidad e inocuidad del mercado estadounidense.

La producción en invernadero permite cumplir con estos requisitos, pero también demanda una fuerte inversión.

Según un análisis de la Fundación Mexicana para la Investigación Agropecuaria y Forestal, AC (Fumiaf), en el año 2005 la superficie de invernaderos era de unas tres mil hectáreas, con 70 por ciento dedicada al cultivo de tomates.

El organismo señala que en la región de Norteamérica, México fue el último en entrar a la industria; sin embargo hoy tiene más superficie de producción que Canadá y Estados Unidos.

Entre las principales fortalezas que observa para invertir en la producción de tomate en invernadero de alta tecnología, se encuentran las siguientes: condiciones climatológicas para producir en invierno y potencial de ser proveedores todo el año a costos competitivos.

El análisis señala que el mercado objetivo es Estados Unidos, ya que para cubrir su demanda doméstica, esta nación importa más de la mitad de su abastecimiento de tomate de invernadero de México y Canadá.

Canadá es el productor más grande de Norteamérica, con un estimado del 42 por ciento de la producción, seguido por Estados Unidos con un 30 por ciento y México con un 28 por ciento.

El análisis financiero indica que la superficie inicial requerida para la producción de tomate es de cinco hectáreas, con una inversión por hectárea de un millón de dólares.

La tasa interna de retorno es del 18 por ciento y el financiamiento externo puede ser del Exim Bank en Estados Unidos o interno de la banca de desarrollo. El retorno de la inversión se prevé en seis años.

Un aspecto importante antes de realizar cualquier inversión es informarse a fondo sobre los pros y los contras con especialistas en el tema.

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