Agroindustria

Lodos residuales, solución al deterioro de campos agrícolas

SONORA, MÉXICO.— Como una alternativa para contrarrestar el deterioro de los campos agrícolas derivado del mal uso y sobreexplotación del suelo, el Instituto Tecnológico de Sonora propone la utilización de lodos residuales (biosólidos), que contienen un alto contenido de materia orgánica y nitrógeno.

Este método, que se lleva a cabo de manera experimental por parte del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson) a través del Departamento de Biotecnología y Ciencias Alimentarias, es una alternativa viable y ecológica como mejorador de suelo, además de proporcionar nutrimientos esenciales para la planta, dijo el responsable del proyecto Marco Antonio Gutiérrez Coronado y los investigadores Fernando Lares Villa, María Isabel Estrada Alvarado, Maritza Arellano Gil y Alberto Torres de la empresa Solacua.

Gutiérrez Coronado detalló que los lodos residuales o biosólidos están constituidos por materia orgánica proveniente del tratamiento de aguas residuales urbanas, es decir, residuos sólidos, semisólidos o líquidos sin tratar.

Una vez estabilizados, éstos pueden ser depositados o utilizados como abono en el suelo, además de que la aplicación de biosólidos favorece algunas de sus propiedades físicas y químicas, debido a su gran cantidad de materia orgánica que lo compone, consiguiendo de este modo mejorar las características del suelo, tanto su estructura como su porosidad, permeabilidad y la retención hídrica.

“Nuestros suelos en el Valle del Yaqui, son unas tierras que han sido cultivadas muy intensamente en los últimos 50 años, además que aunado a la quema, éstos se han degradado de manera muy intensa a tal grado que de tener valores de un 3 por ciento en el suelo, éstos llegan a tan sólo 0.4 o 0.8”, comentó Gutiérrez Coronado.

Lo anterior ya quedó demostrado en un trabajo de dos años que se llevó tanto en el Itson unidad Náinari como en el block 508 del Valle del Yaqui. En ese block en los ciclos 2006-07 y 2007-08 en dos variedades de trigo como son Átil C-2000 y Kronstad F-2004, bajo un diseño simple completamente al azar con diez repeticiones y cinco tratamientos, el desarrollo del cultivo fue mucho mejor que el testigo.

“Las variables que se evaluaron fueron tasa relativa de crecimiento, área foliar, longitud de tallo, peso seco parte aérea, longitud de raíz, peso volumétrico de raíz, peso seco de raíz, clorofila total, rendimiento agronómico y sus componentes, así como análisis microbiológico y metales pesados en harinas y contenido nutrimental de nitrógeno en hojas”, explicó el responsable del proyecto.

Los resultados obtenidos para ambas variedades fueron muy satisfactorios, sobre todo con el aumento de la materia orgánica y los volúmenes de producción por hectárea hasta en 35 por ciento, además de que en los estudios realizados no se reportaron evidencias de microorganismos patógenos ni metales pesados.

Esto habla de que la utilización del uso de los lodos residuales o biosólidos, no afecta a la salud de los humanos y se obtiene un producto inocuo, como ha quedado demostrado en estos estudios de dos años no sólo en trigo, sino también en hortalizas y frutales.

Como conclusión, observó el también vicerrector académico del Itson que la aplicación de biosólidos en cultivos de trigos, tiene un gran impacto en el desarrollo fisiológico de la planta y en el suelo, tal y como ha quedado demostrado en este proyecto que se tiene en el Itson y donde dejó en claro que con esta investigación no están descubriendo el hilo negro, ya que esta técnica ya se emplea en muchos países del mundo, por lo que como institución sólo buscan seguir contribuyendo y estar atentos a las demandas de la comunidad y sociedad en general.

Buscan comercializar en el próximo ciclo
Por su parte, Alberto Torres, de la empresa Solacua, dijo que las plantas tratadoras de agua de la ciudad producen estos biosólidos que se pueden aprovechar en la agricultura tal y como ya se lleva en países como Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia y Japón.

En diez años de operación de estas plantas tratadoras han llegado a producir unas 30 mil toneladas de esta fuente de fertilizante que alcanzaría para aplicarse a unas seis mil hectáreas.

En tanto, Maritza Arellano Gil comentó que es importante voltear hacia ese tipo de tecnologías que se obtienen de desechos de las aguas de la ciudad.

“En los resultados que se tienen en el Itson, se ha demostrado que la utilización de los lodos residuales o biosólidos que contienen un alto contenido de materia orgánica y de nitrógeno, no causan daño alguno a los humanos, además de que el producto es totalmente inocuo, mientras que el productor obtiene un suelo más fértil y con una mayor retención de humedad”, comentó Arellano Gil.

Asimismo, María Isabel Estrada Alvarado insistió en que los lodos residuales que producen las plantas de la ciudad, no representan riesgo alguno en los productos alimenticios, por lo que sólo falta que el productor emplee en sus tierras este biosólido que es un gran mejorador del suelo.

Fuente: Tribuna en línea

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